Iván Romeo puede presentarse ante cualquier persona como lo que es: campeón del mundo contrarreloj sub 23. El corredor de
Movistar Team consiguió una medalla de oro histórica para el ciclismo español en el
Mundial de Zúrich. Con ella, a sus 21 años, se ha convertido en una de las grandes promesas del futuro para las cronos.
Recientemente, Romeo ha concedido una entrevista a la
Real Federación Española de Ciclismo. En ella, entre otros temas, el campeón del mundo ha hablado sobre la dificultad que tiene una contrarreloj.
El ciclista del equipo telefónico ha explicado que lo precioso y complicado de una crono es que da igual lo mucho que estudies un recorrido, siempre va a haber momento para la improvisación. "Nosotros tenemos un "pacing", que es una planificación del esfuerzo, el cómo vamos a realizar las contrarrelojes", comienza diciendo Iván Romeo.
Para señalar que no sólo eso es lo único importante a la hora de disputar una crono, Romeo pone el ejemplo reciente del mencionado Mundial que ganó: "Esa idea de la crono que yo quería hacer la tenía pensada 1 mes y medio antes del
Mundial de Zúrich. La había planeado con Iván Velasco, mi entrenador. Habíamos analizado todas las partes y zonas de la crono donde se podía apretar más y menos, donde merecía la pena hacerlo. Yo tenía una planificación para cada metro, para cada milímetro".
"Qué pasa, que llegas al día de la crono y tienes que tener en la cabeza todo eso aprendido de memoria, sin ningún tipo de fallo. Pero a la vez tienes que ser capaz de interpretar cada momento. Por ejemplo, en el Mundial, en esa parte llana del final donde marqué la diferencia, quizás si hago la crono 10 veces reviento en los últimos 5 km en 5 de ellas. Yo entré en los últimos 12 km y vi que tenía más en las piernas (de lo pensado), y no tuve miedo de darlo todo", añade el corredor español.
La planificación, una "herramienta más" para Iván Romeo
"Mi proceso mental fue decir: 'Bueno, si reviento a falta de 5 km ya llegaré como pueda, pero esto es un Mundial, y hay que jugársela'. Al final lo hice y no reventé. Por eso creo que ese es un buen ejemplo de que incluso en un escenario en el que lo tienes todo tan medido al milímetro, incluso en ese ejemplo tan extremo, (el pacing) es una herramienta más, pero no algo que te tenga que cerrar la puerta a tus propias sensaciones", concluye.