Para Francesco Gavazzi, antiguo vencedor de etapa en la
Vuelta a España, hay algo inconfundible en un verdadero campeón. No se trata solo de piernas o pulmones, sino también de la actitud, la presencia y la manera de comportarse sobre la bicicleta. Y
Egan Bernal, aun siendo un adolescente recién llegado de Colombia, ya lo tenía.
"He visto los mismos rasgos en otros grandes campeones", cuenta Gavazzi a Bici.Pro, aludiendo a corredores como
Vincenzo Nibali y Tadej Pogacar. "Son ciclistas que disfrutan sobre la bicicleta. Nunca se les ve estresados, nunca apagados. Egan también tenía eso, incluso desde el principio".
Hoy, a sus 28 años, Bernal intenta volver a ser protagonista en las grandes vueltas tras su devastadora caída de 2022, y lo hace en el lugar donde empezó todo: las carreteras del Piamonte. Para Gavazzi, que compartió equipo con él en Androni Giocattoli entre 2016 y 2017, no es casualidad. "Algunos lugares te dan algo", afirma. "Una especie de energía. El Piamonte es como un segundo hogar para Egan: allí encontró su ritmo, allí comenzó a brillar su estrella".
Cuando Bernal llegó a Italia, pocos en el pelotón europeo sabían de él. Tenía 18 años, venía del ciclismo de montaña y nunca había competido en carretera fuera de Sudamérica. Gianni Savio, director de Androni, apostó por él, y la decisión no tardó en dar resultados.
Gavazzi recuerda con nitidez su primer encuentro: una concentración del equipo en Padua, a finales de 2015. "Estábamos probando material y Gianni nos presentó a un chico colombiano. Nos dijo que venía del MTB y que era muy fuerte. Salimos a dar una vuelta. Todos repetíamos que lo tomaríamos con calma —solo un bucle por las colinas Berici—, pero a las tres curvas de la primera bajada, Egan ya estaba en cabeza".
Egan Bernal, en la presentación de la Vuelta a España 2025.
Todos se preguntaban dónde estaba el chico al que debían guiar. Lo que siguió fue una adaptación rápida e impresionante. "En pocas semanas nos dimos cuenta de que tenía algo especial", dice Gavazzi. "Aprendía rápido, se mantenía junto a los corredores experimentados, peleaba por la posición. No era tímido. Incluso entonces mostraba seguridad y claridad en sus ideas, pero sin caer en la arrogancia".
Para Gavazzi, esa mezcla de humildad y confianza serena ha definido a Bernal durante toda su trayectoria, incluso cuando los resultados lo llevaron a lo más alto del ciclismo. "Después de ganar el Tour de Francia, no cambió ni un ápice", asegura. "Seguía siendo el mismo chico. Siempre sonriente, siempre accesible. Quizá demasiado accesible a veces. Firmaba todos los autógrafos, posaba para todas las fotos; a veces había que arrastrarlo hasta la línea de salida".
Es un rasgo común a quienes han visto de cerca a los campeones. "Los mejores corredores, los auténticos campeones, son seguros de sí mismos, pero no egoístas. Lideran, pero no aplastan al equipo. Egan tiene ese raro equilibrio".
Lesión y recuperación
Ese aplomo natural se puso a prueba tras el accidente casi mortal que sufrió a comienzos de 2022 en Colombia, cuando se fracturó varias vértebras, se perforó un pulmón y pasó meses de dura recuperación. Gavazzi, que se retiró poco después, lo siguió desde la distancia: "No pareció perder la esencia de lo que era", reflexiona. "Quizá perdió algo de serenidad sobre la bici —algo comprensible—, pero fuera de ella se mantuvo fiel a sí mismo".
Ahora, con la Vuelta a España en marcha, esa compostura interior podría convertirse en un recurso vital. Tras un Giro discreto aunque sólido a principios de temporada, Bernal se ha mostrado más fuerte en estas primeras etapas "en casa", firmando un cuarto puesto en la cima de Limone Piemonte y transmitiendo confianza y calma.
"Ha empezado bien, y eso es importante para la moral", apunta Gavazzi. "Es un corredor que crece en la tercera semana. Superar las primeras etapas sin caídas ni contratiempos es esencial; si lo logra, irá entrando en carrera. Creo sinceramente que el podio está a su alcance".