"Había cuatro o cinco belgas y yo estaba solo": Tadej Pogacar explica su ataque lejano en el Europeo

Ciclismo
domingo, 05 octubre 2025 en 19:15
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Durante gran parte del Campeonato de Europa de 2025, pareció que el plan maestro belga iba a dar resultado. Era una estrategia que muchos habían teorizado durante años: aislar a Tadej Pogacar desde el inicio, obligarle a gastar energía sin el respaldo de su equipo y, finalmente, derrotarle por pura superioridad numérica.
Y durante un largo rato, funcionó. En la tercera ascensión a la Côte de Saint-Romain-de-Lerps, punto crítico del recorrido y escenario donde muchos esperaban que se definiera la carrera, el campeón del mundo se encontró exactamente en esa posición: completamente solo.
A su alrededor, una marea de maillots belgas —Evenepoel, Vervaeke, Cras, Benoot— se turnaban en cabeza, marcando el ritmo y lanzando ataques sucesivos. Sin compañeros de selección cerca, sin protección, Pogacar parecía vulnerable. Por un momento, la estrategia de Bélgica parecía perfecta.
Pero Pogacar hizo lo que mejor sabe hacer: atacar justo cuando todos creen que está contra las cuerdas. “Sabíamos que la tercera subida sería la más dura”, explicó después de cruzar la meta. “Vi que había cuatro o cinco belgas y yo estaba solo. Era mejor atacar que esperar a que me atacaran todos a la vez”.
Y así lo hizo. A 75 kilómetros de meta, el esloveno, aún con el maillot arcoíris de campeón del mundo, lanzó un ataque demoledor. En cuestión de segundos, cambió el curso de la carrera. En lugar de quedar atrapado en la trampa táctica belga, la desactivó con un movimiento de pura fuerza y convicción. Desde ese instante, su camino hacia el primer título europeo quedó abierto.
El momento fue perfectamente calculado. Ocurrió justo cuando los grupos delanteros se habían estabilizado y cuando las tácticas colectivas de Bélgica parecían a punto de inclinar la balanza. Pero el único hombre que podía seguirle, Remco Evenepoel, titubeó brevemente. Y esa fracción de segundo bastó para que Pogacar abriera un hueco imposible de cerrar.
“Me encontré al frente y traté de mantener una ventaja de alrededor de un minuto”, relató Pogacar. “Sabía que era una diferencia cómoda, pero no podía rendirme. Remco ha estado muy fuerte y no dejaba de perseguirme. Estoy feliz de que haya terminado… y de conseguir otro título”.

Una victoria sufrida, no aplastante

Aunque el resultado final parezca otro ejemplo del dominio incontestable del esloveno, la realidad fue distinta. Pogacar tuvo que sufrir hasta el final. Su ataque, recordatorio de la brillante ofensiva que protagonizó en el Campeonato del Mundo de Kigali, fue igualmente largo, pero mucho más exigente.
Evenepoel nunca permitió que la ventaja superara el minuto, manteniendo la presión constante. A medida que el viento frontal y las sucesivas rampas se acumulaban, Pogacar mostraba señales de fatiga. Su rostro, más tenso de lo habitual, revelaba el esfuerzo titánico que estaba realizando para mantener la distancia.
Tadej Pogacar, campeón de Europa 2025
Tadej Pogacar, campeón de Europa 2025
La estrategia belga, por momentos, parecía un manual táctico ejemplar. Antes de la carrera, la mayoría de los expertos coincidía en que la única forma de derrotar a Pogacar era aislarle. Sin compañeros de equipo en forma —y con Matej Mohoric fuera de combate de manera prematura—, la oportunidad era inmejorable.
El plan se ejecutó con precisión: endurecer la carrera desde lejos, desgastar al esloveno y lanzar ataques coordinados. Pero lo que nadie podía prever era la violencia del contraataque de Pogacar. Su aceleración fue tan brutal, su entrega tan absoluta, que ni la superioridad numérica de Bélgica pudo detenerle.
Evenepoel luchó con valentía, pero se encontró demasiado solo cuando más lo necesitaba. Francia e Italia, como lamentaría después Juan Ayuso, rehusaron colaborar en la persecución, lo que dejó al belga aislado frente a un Pogacar imparable. Bélgica cumplió el plan. Le aislaron. Le superaron en número. Le presionaron hasta el límite. Y aun así, Pogacar ganó.
El ciclismo lleva años intentando encontrar la fórmula para detenerle. El domingo, Bélgica pareció estar más cerca que nadie. Pero el resultado fue el mismo. Así que la pregunta, una vez más, queda flotando sobre el pelotón europeo: Si ni siquiera esta táctica funciona… ¿cómo se detiene a Tadej Pogacar?
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