Parecía una jugada rutinaria en la pista del Velódromo de Tel Aviv: jóvenes ciclistas dando vueltas sobre sus bicicletas a lo largo de las paredes inclinadas, vuelta tras vuelta. Pero las lágrimas de emoción mezcladas con un poco de miedo en los ojos de las madres y padres que observaban daban a entender la inmensa carga emocional que había detrás de esta escena.
"Tengo un hijo fuerte y optimista", dijo Erez Cohen, señalando a su hijo Itai, de 15 años, que pedaleaba con una confianza sorprendente teniendo en cuenta que era la primera vez que volvía a montar en bicicleta poco más de cinco semanas después de resultar herido y perder un ojo en la emboscada de Hamás. "Ha sido estupendo volver a montar en bici. Lo echaba de menos", dijo Itai, cuyo rostro aún muestra las marcas de la metralla.
"Ver a 'mis chicos' de nuevo sobre las bicicletas aquí en el Velódromo junto a los corredores de la selección nacional de Israel me da verdaderas esperanzas de que hemos comenzado el viaje de vuelta a la vida. Una especie de 'reinicio'", declaró la seleccionadora Judith Bdolach. "Todavía no son ellos mismos. Les costará mucho superar los traumas que les persiguen a ellos y a todos nosotros, pero volver a subirse a las bicicletas y, sobre todo, el abrazo y la comprensión de que por fin alguien les 've', les 'cuenta' y les apoya, esto les dará el deseo y la motivación para volver al deporte que tanto amaron."
"Son chicos increíbles con una determinación inspiradora", declaró
Guy Niv, el primer corredor israelí que terminó el Tour de Francia. Niv visitó a Itai y Zohar en el hospital y ayer se reunió con ellos en su primera salida.