Grace Brown completó una temporada 2024 de ensueño. En su último año como profesional, la australiana se consolidó como la mejor contrarrelojista del planeta. Terminó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París, conquistando el maillot arcoíris en el Mundial de Zúrich y ganando la Crono de las Naciones.
Tras colgar la bicicleta, la mujer de 32 años ya trabaja en su futuro. Sigue ligada al ciclismo y se ha convertido en la presidenta de la TCA (Alianza de Ciclistas). Para quien no sepa de lo que trata, es la organización sindical que representa a las ciclistas profesionales en las pruebas del UCI Women's World Tour.
“La misión de TCA está profundamente alineada con mi visión y pasión por el ciclismo, los deportes femeninos y la equidad de género. El rol de presidenta era la oportunidad perfecta para seguir teniendo un impacto positivo en el ciclismo profesional femenino, a pesar de haberme retirado de la competición”, dijo. “Tuve una carrera relativamente corta en el ciclismo profesional, pero en ese tiempo fui testigo de grandes cambios en el deporte. El cambio más tangible ha sido el salario de las ciclistas, que se ha más que cuadruplicado para las corredoras de alto valor en los últimos cinco años”, comentó Brown.
“También estamos viendo equipos con mayores recursos en general. Uno de los mejores cambios ha sido el aumento en la transmisión de carreras femeninas, lo que a su vez ha traído más aficionados a nuestro deporte”.
“A pesar del crecimiento positivo del deporte, todavía hay áreas que se están quedando atrás. Somos especialmente conscientes de que el crecimiento en la cima no siempre se traduce hacia abajo”, señaló Brown.
“Por ejemplo, las condiciones en los equipos continentales de la UCI aún dejan mucho que desear, con muchas ciclistas que todavía no tienen un salario. Queremos asegurarnos de que este grupo de mujeres no quede atrás, especialmente porque están en una fase importante y vulnerable de desarrollo en sus carreras”.
“Con el nivel del pelotón femenino aumentando cada año, los peligros del deporte se están haciendo más evidentes. Esto es algo en lo que todos los actores del ciclismo, incluidos los ciclistas, deben trabajar juntos para mejorar”.
“También es crucial que las ciclistas reconozcan que, aunque el nivel más alto del deporte ha visto una gran mejora en sus condiciones, esto no es universal. Necesitamos seguir abogando por las condiciones de las ciclistas del nivel continental, así como de aquellas que compiten en disciplinas distintas a la ruta”, concluyó Brown.