El mundo del ciclismo está de luto por la partida de una verdadera leyenda. Federico Bahamontes, uno de los más grandes escaladores en la historia de este deporte, falleció el martes a los 95 años. Conocido como el "Águila de Toledo", Bahamontes dejó una huella imborrable en las décadas de 1950 y 1960, asombrando a los aficionados con su habilidad en las montañas y su carácter inigualable.
Ganador del
Tour de Francia en 1959, Bahamontes demostró su supremacía en las alturas al coronarse seis veces como el mejor escalador de la Grande Boucle y alzarse con la victoria en siete etapas a lo largo de su carrera. Su estilo único y su valentía al enfrentar los puertos más desafiantes le valieron un lugar en la historia del ciclismo como uno de los más icónicos escaladores.
La noticia de su fallecimiento trae consigo una ola de nostalgia y recuerdos para aquellos que vivieron su época de gloria y para quienes han seguido su legado a lo largo de los años. Entre ellos se encuentra Daniel Mangeas, conocido por su voz que narró innumerables momentos épicos del ciclismo en Francia. Mangeas, que tenía tan solo 10 años cuando Bahamontes ganó su único Tour de Francia, compartió sus reflexiones sobre la figura del legendario ciclista en una emotiva entrevista.
"Fue uno de los escaladores más grandes y emblemáticos de todos los tiempos", expresó Mangeas. Para él y para muchas personas de su generación, Bahamontes representó una fuente de inspiración y asombro. Su capacidad para ascender montañas de manera implacable y su destreza sobre la bicicleta marcaron a toda una generación de fanáticos del ciclismo.
La relación de Bahamontes con los campeones franceses de su época, como Raymond Poulidor y Jacques Anquetil, era de admiración mutua y respeto profundo. Mangeas reveló que este respeto se convirtió en amistad a lo largo de los años, consolidando aún más el lugar especial que Bahamontes ocupaba en el corazón de quienes lo conocieron.
El recuerdo de Bahamontes es un tesoro para el mundo del ciclismo. Mangeas compartió una anécdota sobre su primer encuentro con el Águila de Toledo, en el cual se encontraba rodeado de otras leyendas del deporte en una foto inolvidable. Este momento, lleno de figuras ilustres como Raymond Poulidor, Jacques Anquetil y muchos otros, dejó una impresión imborrable en la mente de Mangeas y resalta la importancia y el impacto de Bahamontes en la comunidad ciclista.
La partida de Federico Bahamontes deja un vacío en el mundo del ciclismo, pero su legado perdurará como fuente de inspiración y admiración para las generaciones futuras. Su habilidad en las montañas y su espíritu indomable continuarán siendo un recordatorio de la grandeza de este deporte y de la pasión que despierta en todos sus seguidores.
