Bradley Wiggins, ganador del Tour de Francia en 2012, medalla de Oro Olímpica, ha confesado recientemente en el podcast de Fearne Cotton
Happy Place que sufrió abusos por parte de un entrenador durante tres años: "estuvo al límite del abuso sexual y de la violación".
El británico no dijo el nombre del entrenador que le amargó la vida, pero sí confesó que usó el ciclismo como una distracción a otros problemas que le atormentaban y que ahora "odia al ciclismo".
"Esto ocurrió durante un periodo de tres años. No recuerdo cuántas veces ocurrió. Estamos hablando de incidentes desde muy leves hasta al borde de la violación, abuso sexual, el término que quieras usar", comentó sobre sus lamentables experiencias.
Así, el año pasado el ciclista nacido en Londres inició una campaña contra el abuso infantil con el lema "Escucha, habla". Recuerda que para darle más visibilidad a la campaña tuvo que retrotraerse a los abusos que sufrió y lo que más daño le hacía al mirar hacia atrás era recordar la cara del abusador.
"Tuve que revivir algunos de los pequeños incidentes que me ocurrieron con este entrenador para dar más peso a la campaña", dijo Wiggins. "Al recordar estas cosas para añadir peso a las entrevistas y tratar de reforzarlas de verdad, me di cuenta de que estaba recordando muchos de los incidentes en mi cabeza una y otra vez... en particular la cara de este tipo".
Confiesa, como es normal, que le afectó tremendamente: "Me afectó mucho. Tengo que tener cuidado con lo que hago para ayudar a la gente a costa de mí mismo. Mi mayor vergüenza era que otro hombre me hubiera hecho eso. No me cabía en la cabeza lo anormal que era, sobre todo a los 13 años. Es un trauma. Desde ese momento, hice como si no hubiera pasado, y dediqué mi vida al ciclismo como distracción".
Su carrera
Con respecto a su exitosa carrera como ciclista profesional, en la que consiguió multitud de éxitos, asegura que nunca estuvo enamorado del ciclismo y que para él fue más como una religión.
“Ahora no le pago ningún interés al ciclismo, no podría importarme menos”, dijo Wiggins. "Ya no veo ciclismo y no me interesa. Llenó un gran vacío en mi vida con miras a estar cerca de mi papá. La gente dice que es una pena que me haya enamorado del ciclismo, pero yo nunca me enamoré de eso, era como una religión”.
Finaliza afirmando que odiaba el ciclismo: "No te enamoras de una religión, adoptas una religión. Ahora he dejado mi fe. No puedo soportarlo. Odiaba andar en bicicleta, de verdad. El acto de andar en bicicleta era un medio para facilitar lo que quería hacer con mi vida.”