Addy Engels vivió momentos muy tensos durante la 20ª etapa del
Giro de Italia. El jefe de equipo del
Jumbo-Visma vio cómo su corredor
Primoz Roglic estuvo a punto de ver cómo la victoria final se le escapaba literalmente de las manos, pero eventualmente logró burlar a la mala suerte.
Para Roglic, para quien toda la carrera no transcurrió con normalidad debido a las caídas, este final le pareció un broche de oro. "Ha sido una montaña rusa. No sólo hoy, por cierto. Esto no se vive en ningún otro sitio", declaró a Eurosport. "Un enfrentamiento como el de hoy no tiene precedentes".
"Iba en la moto detrás de Sepp Kuss. Luego estaba esperando en la línea de meta. Luego parece como si las cosas fueran siempre demasiado lentas", dijo el neerlandés. "Cuando tuvo un problema con su bici pensé que se había acabado, pero por suerte se mantuvo concentrado. Hizo una gran parte final".
Para Roglic, la contrarreloj era casi una carrera en casa. El Monte Lussari está cerca de la frontera eslovena y, por lo tanto, la carretera estaba llena de seguidores del esloveno. "El hecho de que haga esto aquí para su público significa mucho para mí, e incluso más para él, creo", concluyó Engels.