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Tour de Francia Femenino 2025 puede considerarse la edición más importante hasta la fecha, y no sólo por las carreras disputadas. El gran titular fue la histórica victoria de Pauline Ferrand-Prevot, primera ciclista francesa, hombre o mujer, en ganar un título del Tour desde 1989. Con títulos mundiales en cuatro disciplinas y un oro olímpico, su triunfo la consagra como una de las grandes del ciclismo. Paralelamente, el documental Breakaway Femmes ha puesto el foco en la turbulenta y a menudo olvidada historia del Tour femenino.
El moderno Tour de France Femmes renació en 2022, pero las carreras femeninas por etapas en Francia tienen décadas de historia. Entre 1984 y 2009 se disputaron versiones conocidas como Tour de Francia Femenino, Tour de la CEE Femenino, Tour Ciclista Femenino y Grande Boucle Femenina Internacional. Pese a más de veinte años de existencia, el evento ha desaparecido tanto de la memoria pública que muchos desconocen que alguna vez existió.
"¿Cómo que corriste el Tour de Francia?" es una pregunta que muchas ciclistas de aquella época escucharon más de una vez. Mandy Jones, campeona del mundo en 1982, lo recuerda en Breakaway Femmes: “Si hablas con alguien y le dices que corrimos en los ochenta, se sorprenden. No sabían que había un Tour femenino”.
Para la directora Eleanor Sharpe, el proyecto destapó historias ocultas durante décadas. “Era una parte tan importante de sus vidas que ni siquiera podían hablar de ello”, contó a Cycling Weekly. “Era casi como si hubieran vivido una guerra. No sentían que tuvieran permiso para contar su historia”.
Sharpe también se sorprendió por el desconocimiento general: “Llevo años viendo el Tour de Francia, pero nunca había oído hablar del femenino, y cuando lo comenté, nadie más lo conocía”. Un momento clave de su investigación llegó por casualidad, cuando Trish Liggett mencionó que había sido directora del equipo femenino británico en los años 80. La esposa del comentarista Phil Liggett había guardado en silencio ese capítulo de su vida.
La directora intentó localizar a la mayor cantidad posible de antiguas participantes de todos los continentes. Los folletos de la época contenían nombres, a menudo mal escritos, incluso de corredoras chinas. Con la ayuda de una empresa local, consiguieron encontrarlas. “Era importante incluirlas”, explicó Sharpe. “Venían de un país comunista, y su historia aportaba una visión distinta a la de un feminismo mayoritariamente blanco y de clase media”.
No todas las protagonistas fueron fáciles de retratar. “Necesitas personajes con aristas, y Jeannie Longo lo era. Pero también era fundamental en la historia”. Su aparición reabrió una vieja polémica: antes de Ferrand-Prevot, Longo fue la última francesa en ganar el maillot amarillo. “Me deprimió escuchar que podría ser la primera ganadora desde Hinault, cuando yo gané en 1989”, declaró a L'Équipe. “Siento que nos están pisoteando”.
Las entrevistas dejaron a Sharpe con una impresión profunda: “Todos estaban agradecidos de que me interesara por ellos. Creo que era la primera vez en más de 30 años que podían hablar. Cuando empecé el proyecto, el Tour femenino aún no había vuelto y nadie estaba interesado en su historia”.
Pauline Ferrand-Prevot, estrella de Visma.
Mientras la película revive el pasado, la carrera actual vive un gran momento. En 2025, las nueve etapas atrajeron una media de 2,7 millones de espectadores por etapa, más de medio millón que el año anterior, con un 31,6% de cuota. France 2, France 3 y france.tv ofrecieron más de 25 horas en directo, un compromiso con el ciclismo femenino inédito en décadas.
El resurgir plantea preguntas sobre la desaparición del Tour femenino original. Las causas incluyen falta de patrocinio, tensiones con los organizadores del Tour masculino y un escaso interés mediático. Para quienes corrieron entre 1984 y 2009, la ausencia de reconocimiento ha sido tan dolorosa como la pérdida de la carrera.
Duro recorrido
Aquellas corredoras no sólo afrontaron recorridos exigentes, sino también precariedad económica y, en algunos casos, hostilidad hacia la existencia de un Tour femenino. Hoy, el crecimiento de la carrera recuerda que la lucha por el reconocimiento del deporte femenino es cíclica.
La victoria de Ferrand-Prevot inspira a nuevas generaciones, pero también subraya la deuda con las pioneras. Como apuntó Longo, el reconocimiento a las campeonas del pasado sigue incompleto. Sin embargo, el aumento de audiencia demuestra que, con apoyo y visibilidad, el ciclismo femenino puede igualar la pasión que despierta el masculino.
Si Breakaway Femmes triunfa, contribuirá a que esta historia no vuelva a caer en el olvido. La meta es que, en el futuro, nadie tenga que preguntar “¿Cómo que corristeis el Tour de Francia?”, porque la respuesta será conocida por todos.