"Casi me amputan el brazo": El durísimo adiós de la leyenda italiana de Movistar Team

Ciclismo
lunes, 01 diciembre 2025 en 7:14
Davide Cimolai corrió sus últimas temporadas en Movistar Team
Como ya publicamos, tras 16 temporadas en el pelotón profesional, Davide Cimolai decidió poner punto final a su larga carrera. El italiano se despide con nueve victorias, 15 Grandes Vueltas, 27 Monumentos y experiencia en seis equipos, el último Movistar Team, donde pasó sus dos últimos años como profesional.
En una reciente entrevista con bici.pro, Cimolai repasó su extensa y fructífera trayectoria y sus planes de futuro tras colgar la bicicleta. Empezó desvelando que tiene dos grandes proyectos en mente: uno a corto plazo y otro a largo plazo.
“Uno está fuera del mundo del deporte, en el sector agrícola, un ámbito que siempre me ha gustado, pero por ahora, como está muy en el aire, prefiero no hablar de ello”.
“En cuanto al otro, mi objetivo es seguir en el ciclismo. No quiero abandonar por completo este mundo. Dieciséis años de experiencia profesional son un valor que no se debe desperdiciar, y yo no quiero hacerlo. Mi meta, por tanto, es transmitir mi experiencia, especialmente a los jóvenes. Estoy sentando las bases para abrir un ‘estudio’ de apoyo a jóvenes y deportistas, ayudándoles a vivir este deporte con profesionalidad y pasión. El anuncio llegará cuando todo esté listo”.

Una temporada marcada por enfermedad y contratiempos

Cimolai explicó que su plan original no era retirarse este año. “Empiezo por el inicio de la temporada. Arranqué con la intención de correr un año más, por tanto hasta 2026, pero la realidad enseguida fue distinta a lo esperado”.
Su curso estuvo plagado de contratiempos desde el principio, lo que le impidió mostrar su mejor versión. “En Omán tuve una gripe fuerte que me dejó debilitado y me obligó a competir. Luego, aunque no debería, seguí hacia el UAE Tour porque ya estaba allí. El equipo me incluyó a última hora y, créeme, lo di todo y me exprimí al máximo solo para terminar. Lo mismo ocurrió en algunas carreras después, incluida la Strade Bianche y algunas Clásicas del Norte”.
Y después llegó un incidente serio que casi le cuesta el brazo. “Debía ir al Giro d’Italia, así que pasé por Romandía, y entonces llegó lo peor. Tuve una infección grave en el brazo por una herida que había descuidado. Solo diré que tuve que ser hospitalizado y casi me amputan el brazo. Pero lo más problemático, paradójicamente, no fue el brazo en sí, sino las dosis masivas de antibióticos que tuve que tomar”.
El tratamiento antibiótico agresivo le pasó factura, arruinando el resto del año. “Me debilitaron mucho. Por ejemplo, nunca había tenido una otitis en mi vida y en pocas semanas tuve tres. Estos problemas me impidieron alcanzar el 100% de forma, algo esencial para ser competitivo y disfrutar, sobre todo con 36 años”.
Tras recuperarse de ese episodio, llegó otro revés, esta vez definitivo. “Fueron tres meses muy duros. Tres meses en los que casi dejé de competir. Fui a Livigno, logré prepararme bien y rendí en algunas carreras: Valonia y Polonia. Pero en Polonia, como muchos, contraje Covid de forma severa. Al final, la acumulación de dificultades físicas y, sobre todo, mentales me hizo comprender que mi camino como profesional había terminado. Y yo ya había dado mi palabra al equipo para un año más”.
La marcha de Fernando Gaviria, de quién fue lanzador, también pesó en la decisión de retirarse, especialmente porque el colombiano no logró ganar ni una sola carrera en 2025.
“Tuvo un impacto importante. Ayudó a poner en valor mi trabajo de apoyo. Quizá con una victoria más, las cosas también habrían cambiado para mí. Sin embargo, estoy orgulloso de mi compromiso y del nuevo rol que me forjé: estar cerca de los jóvenes, ayudarles a crecer. Pero ojo, no quiero que el mensaje sea que me voy con lamentos o excusas. No, es simplemente la realidad”.
El apoyo familiar fue esencial durante todo el proceso, especialmente el de su pareja. “Ya había comentado la posibilidad de retirarme con la familia y los amigos. Mi compañera, Alessia, ha sido mi mayor apoyo y mi faro en estos años. Siempre me animó a seguir, incluso en los momentos más difíciles, como tras mi experiencia en Cofidis. Allí asumí muchos riesgos. Pero ella estaba segura de que otro equipo llamaría. Ahora también está feliz con mi decisión… también porque me verá más en casa. De hecho, si se me permite, llevo un mes en casa y, en ciertos aspectos, la vida de deportista era más cómoda”.
Davide Cimolai,  en su último año profesional con Movistar Team.
Davide Cimolai ha sido un gregario muy fiable a lo largo de su carrera

Mirada atrás a 2010

Echando la vista a su debut profesional en Argentina, Cimolai lo recuerda con nitidez, y no fue un inicio sencillo.
“Recuerdo mi debut en 2010 en el Tour de San Luis, en Argentina. Estaba con Liquigas. Como amateur, estaba acostumbrado a ganar y a dar la cara al viento solo para esprintar. En San Luis, mi capitán para los sprints era Francesco Chicchi. Así que enseguida me vi tirando para cerrar la escapada. Y lanzándole el sprint. Sin embargo, también estaba Vincenzo Nibali en el equipo. Resultó que Vincenzo ganó la contrarreloj y se vistió de líder… ¡Aún peor para mí! Desde el inicio, delante para defender el liderato”.
Para él, en aquellos años todo era nuevo. Incluso los premios, que entonces aún se pagaban en efectivo, le depararon una sorpresa. “También fue bonito comprobar que con los premios podías ganar más de lo que gastabas. En aquel momento fiché por un equipo como Liquigas, pero empecé con el mínimo. Ganaba muy poco. Los premios en esos años eran en efectivo, y volvía a casa con bastantes dólares. Esto también fue una sorpresa, pero de las buenas”.
Como persona y como atleta, asegura que creció a la par que un deporte que se ha vuelto más exigente. “El ciclismo ha cambiado, quizá de una forma más interesante. Y con la madurez que tengo ahora, con el compromiso que he puesto estos últimos años, me di cuenta de que antes podría haber apretado más. No digo que hubiera ganado más. Digo que entonces las cosas me salían con más facilidad. Cumplí con mi parte, con gran compromiso, pero hasta ahí. Sin embargo, visto con perspectiva, me faltó un paso para llegar al 100 por ciento. Me di cuenta de que mentalmente era frágil”.
Esa evolución, explica, llegó de forma progresiva, con una guía clave de un preparador en Movistar, aunque quizá demasiado tarde. “Fue gradual, pero fue el entrenador que tuve en Movistar, Leonardo Piepoli, quien me hizo entenderlo. Me fue realmente útil, me ayudó a madurar, me hizo ver las cosas desde otra perspectiva. Incluso las propias sesiones de entrenamiento, en resumen. Analizando cómo me había entrenado en años anteriores, me dijo claramente que podía hacer más en términos de números durante la preparación”.

¿Cuáles son sus mejores recuerdos?

De todas las carreras que disputó, Milano-Sanremo sigue siendo la que más le tocó. “Siempre la soñé. Quizá porque soy italiano, quién sabe. Recuerdo que, antes del Covid, cuando aún estaba abierta a los velocistas, saliendo de Milán no veía la hora de llegar al Poggio, sabiendo que el dilema era si esprintar o atacar. Entendedme: daba por hecho que superaría el Poggio. Hoy es imposible”.
Entre otras, cita una clásica belga y, por supuesto, la mejor carrera del mundo. “Y luego el Tour de Flandes también me dio emociones fuertes. Tuve la suerte de correrlo varias veces y el ambiente allí arriba, amigo, es increíble. Y además, un corredor no es verdaderamente profesional si no intenta hacer y terminar un Tour de France”.
Sobre el Tour, Cimolai recuerda con nitidez su primera experiencia (en 2013). “Recuerdo muy bien mi primer Tour, también porque fue aquel en el que casi subo al podio en una etapa. Quizá porque me lo tomé con ligereza y no sentí el estrés que genera la Grande Boucle. Lo corrí cinco veces y siempre llegué a París. La emoción de entrar en los Campos Elíseos ha sido la misma cada año. Este es mi recuerdo más querido del Tour”.
Por último, dejó un consejo para los jóvenes. “Si quieres ser profesional, tienes que aceptarlo y adaptarte. Con 20-21 años tienes que estar al máximo nivel. Antes, ciertas cosas y ciertas mentalidades se hacían y se tenían con 20-22, ahora tienes que tenerlas con 15. Ya debes tener tu sueño: pasar a profesional. Yo lo tenía en mente con 18-19. A esa edad, tenía la obsesión de correr y hacerme profesional. Hoy, tienes que ir un poco por delante”.
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