Bradley Wiggins señala a Mark Cavendish como "uno de los pocos" que se preocupó por él en los días oscuros

Ciclismo
lunes, 27 octubre 2025 en 23:00
Bradley Wiggins Mark Cavendish
Los últimos años han sido un completo calvario para Bradley Wiggins. El campeón olímpico y ganador del Tour de Francia 2012 pasó por un periodo de su vida muy complejo y complicado, donde tuvo problemas con las drogas y el dinero. Pero, ahora ya que ya ha vuelto a flote desde hace meses, la leyenda del ciclismo británico aún sigue abriéndose sobre lo sucedido.
Cuando Bradley Wiggins y Mark Cavendish se sentaron codo con codo en Radio 2 de la BBC con Dermot O'Leary, parecía algo más que el reencuentro de dos viejos compañeros de equipo: era la reavivación de un vínculo forjado a lo largo de algunos de los años más dorados, y más turbulentos, del ciclismo británico.
Para Wiggins, el momento fue de una vulnerabilidad poco común: "Hace un año nunca pensé que volvería a mover la pierna sobre una bicicleta. Hace cuatro o cinco años me desanimé con el ciclismo. Me amargó bastante. Así que ha sido liberador para mí".
El pentacampeón olímpico ha hablado a menudo en el pasado sobre el peso de la expectación que siguió a su triunfo en el Tour de Francia 2012 -el primero de un británico- y cómo la vida después se convirtió en un largo camino para redescubrir la alegría en el deporte. Al oír esa confesión, Cavendish extendió inmediatamente la mano al otro lado de la mesa: "Estoy muy orgulloso de ti, colega".
Wiggins sonrió, y luego reveló por qué su antiguo compañero de Madison había significado tanto para él en ese proceso: "Mark ha sido una parte importante. Es una de las pocas personas que siempre ha estado pendiente de mí. Su grandeza sobre la bici es superada por su amistad fuera de ella, para mí".
Bradley Wiggins pasó años muy duros en la lucha contra sí mismo
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Una historia compartida de redención

Es una amistad que ha capeado todo el espectro de la vida deportiva. Desde las tablas del velódromo de Manchester en 2008, donde ganaron el oro mundial en la madison, hasta los Campos Elíseos en 2012, cuando Wiggins, vestido de amarillo, guió a Cavendish hacia la victoria, sus carreras siempre han parecido entrelazarse en encrucijadas clave.
Incluso cuando las tensiones llegaron a su punto álgido durante la temporada que compartieron en el Team Sky, el respeto que se profesaban mutuamente nunca se desvaneció.
Cuatro años más tarde, volvieron a reunirse en la pista en los Campeonatos del Mundo de Londres y, una vez más, conquistaron juntos el título mundial de Madison, un broche de oro para la asociación que había dado el pistoletazo de salida a la era moderna del ciclismo británico.
Esa historia hizo que las palabras de Cavendish en BBC Radio 2 golpearan aún más fuerte: "Es lo mismo, las cosas que has hecho por mí. Y no siempre hemos hablado así. Discutimos mucho, ¿no?".
A continuación, recordó la discreta orientación de Wiggins en su propio éxito olímpico: "No habría ganado mi medalla olímpica sin él. Me enseñó a hacer una persecución. Hice el Omnium, que es como un batiburrillo de carreras, y no habría ganado una medalla sin él. Cómo lo hace y cómo ha corrido para mí, como en los Campos Elíseos, lo que hizo...".
Luego, con la sinceridad típica de Cavendish, volvió a la fe, la moneda con la que ambos han comerciado durante décadas de remontadas: "¿Sabes qué es lo más importante? Su confianza en mí estos últimos años. Eso viene de conocerme, no de mirar desde fuera y decir, si puedes ganar a los 40 años. Su fe en mí significó mucho".
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