Bauke Mollema se encontraba por casualidad en Drenthe y sabía que la semana pasada se había asfaltado la nueva pendiente junto al famoso Col du Vam. El fin de semana decidió enviar un mensaje al organizador Thijs Rondhuis para saber si la nueva subida ya estaba abierta. Después de que la barredora retirara la última gravilla, el lunes resultó ser así, por lo que el experimentado corredor fue el primero en probar la nueva subida.
"Hice todo el bucle de aproximación de 115 kilómetros y luego di unas cuantas vueltas en el sitio del Vam. Fue un buen objetivo cuando entrenas en llano. Y también funcionó bien para Thijs. De este modo, la organización pudo saber inmediatamente cómo se ve un corredor en el recorrido", explicó.
"El punto más alto de esa nueva subida es un poco más alto (valga la redundancia), por lo que el esfuerzo es un poco más largo. Esto se aplica tanto a la carretera en la parte trasera, por así decirlo, como en línea con donde estaba la llegada de los campeonatos holandeses de 2022. En la cima tienes luego un trozo llano, una especie de meseta de unos cientos de metros. Ahí está completamente abierto. Acabas de hacer un esfuerzo un poco más largo de lo habitual. Si te detienes ahí o tiras un rato, entonces haces que la diferencia con el viento sea un poco mayor", añade Mollema.
"Significa que hay que ir al extremo durante sólo veinte segundos más. No me atrevo a decir si puede ser decisivo, pero sin duda influirá. Ahora hay una subida un poco más larga. Eso la hace terrible para un velocista puro", cuenta antes de concluir. "Para alguien como Dylan Groenewegen, es demasiado larga. Pero un corredor como Olav Kooij, cuando está en buena forma, debería poder afrontarlo muy bien".