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Vuelta a España siempre ha contado con subidas crueles, pero ninguna tiene el peso y la amenaza del Alto de l'
Angliru. Esta montaña, que se eleva sobre las históricas carreteras asturianas, se ha consolidado como la ascensión más temida del ciclismo moderno. Introducido por primera vez en la carrera en 1999, el Angliru fue diseñado para dotar a España de una subida capaz de rivalizar con leyendas como el Alpe d’Huez, el Mont Ventoux o el Mortirolo. Pavimentada a finales de los años 90 específicamente para la carrera, esta ruta, antes de grava, se hizo rápidamente famosa por sus pendientes brutalmente desafiantes. Artículo original de Fin Mayor.
Hoy, en la Etapa 13 de la Vuelta 2025, el pelotón vuelve a enfrentarse a esta prueba despiadada. La ruta desde Cabezón de la Sal se extiende a lo largo de 203 kilómetros, la mayoría aparentemente llanos, antes de que la carrera se incline en una secuencia de subidas que culmina en el Angliru. Para quienes luchan por la clasificación general, es un día que podría decidir el resultado final, incluso cuando aún resta otra semana de competición.
Lo que hace al Angliru tan temible no es sólo su longitud, aunque sus 12,4 kilómetros de ascensión son ya muy exigentes. Es la combinación de pendientes implacables y rampas repentinas que desgastan las piernas del ciclista. La pendiente media ronda el 10%, pero esa cifra oculta la brutal realidad. Los primeros cinco kilómetros se sitúan en torno al 8%, un ritmo exigente pero asumible. Más allá, la carretera entra en territorio de dos dígitos y apenas afloja hasta el final, alcanzando un 24% en su punto más empinado. Sólo el último kilómetro ofrece un breve respiro.
Vingegaard, favorito para ganar.
El tramo más célebre es Cueña les Cabres, donde la pendiente llega a un asombroso 23% de media. Los ciclistas parecen arrastrarse, zigzagueando para mantener el impulso. Esta sección es famosa por convertir a los mejores escaladores en aficionados.
José María "Chava" Jiménez logró la primera victoria en 1999, superando a Pavel Tonkov en los últimos metros en un día de lluvia y niebla. Alberto Contador, icono moderno de España, inscribió su nombre en la historia del Angliru en 2008 con una victoria de etapa que le aseguró el maillot rojo, y regresó en 2017 para alzarse nuevamente con la victoria en su actuación de despedida. Hugh Carthy conquistó la subida en 2020, en unas laderas inquietantemente vacías durante la pandemia de Covid-19.
La edición de 2023 recordó a los aficionados por qué esta escalada es inigualable en su brutalidad. Primoz Roglic se impuso con un tiempo de ascenso de 42:27, uno de los más rápidos de la historia en el Angliru. Junto a Jonas Vingegaard compartió el mismo tiempo, tras dejar atrás a su compañero y líder del maillot rojo, Sepp Kuss, al inicio de la ascensión, en un momento de gran dramatismo interno en el equipo.
Parte de la dificultad no reside sólo en la subida, sino en cómo la utilizan los organizadores. El Angliru rara vez se presenta solo. A menudo sigue a otros ascensos duros, como el Alto del Cordal, que fatigan las piernas antes de lanzar a los corredores a un descenso traicionero. Al pie del Angliru, el cansancio ya se ha apoderado de los ciclistas. Desde ese momento, la batalla se convierte en una prueba de supervivencia, donde los escaladores más fuertes exponen las debilidades de sus rivales y las diferencias de tiempo se amplían.
Etapa dura de La Vuelta
La Etapa 13 de hoy no es distinta. Tras más de 160 kilómetros de terreno ondulado, los corredores afrontarán el Cordal antes de girar hacia la carretera que lleva al Angliru. Para los favoritos, el reto no es sólo sobrevivir, sino atacar, conscientes de que la historia recuerda a quienes conquistan esta cumbre mítica.
El Angliru siempre ha sido más que una subida. Es un símbolo de la identidad de la Vuelta, una declaración de que la gran vuelta española no rehúye la brutalidad en su búsqueda del espectáculo. Miles de aficionados se agolpan en sus laderas, a menudo reducidas a estrechos pasillos, mientras los corredores avanzan metro a metro. El ambiente es a la vez carnavalesco y de campo de batalla, y cada metro exige entrega total. La bruma y la niebla que suelen envolver la subida añaden dramatismo, mientras los ciclistas ascienden entre las nubes.
Cuando el pelotón vuelva a abordar hoy la montaña, el Angliru escribirá un nuevo capítulo en su temible historia. Algunos se resquebrajarán, otros se elevarán, y un corredor grabará su nombre junto al de Jiménez, Heras, Contador, Carthy y Roglic. Lo que es seguro es que la subida demostrará una vez más por qué es temida, respetada y venerada como la ascensión más dura del ciclismo.
¿Quién se llevará la victoria hoy?