El miércoles 17 de abril tiene lugar la Clásica Alejandro Valverde, perdón, la
Flecha Valona, la prueba que el murciano dominó durante su carrera y que en esta ocasión tendrá hasta cuatro ascensiones al mítico Muro de Huy.
198 kilómetros y 2700 metros de ascensión. Esos son los datos que se tienen de esta carrera, que no presenta ninguna subida larga pero sí muchas carreteras onduladas a lo largo de todo el recorrido. Es una clásica que se adapta a los puncheurs puros y también a algunos escaladores, una carrera que a menudo está bastante controlada y que ve un final al sprint en las rampas muy empinadas de la subida final. La carrera comienza este año al oeste de Huy, en Charleroi, y tiene algo menos de metros de escalada a pesar de la mayor distancia.
Charleroi - Mur de Huy, 198 kilómetros
Sin embargo, a lo largo del año se ha demostrado que es una carrera que sólo se decide en la subida final, de ahí que la mayoría de los favoritos se limiten a rodar de la forma más conservadora posible hasta ese momento, mientras sus equipos trabajan para controlar la carrera. La carrera se decide en un circuito, en el que los corredores darán 4 vueltas de con 31,5 kilómetros de distancia.
Este año se ha suprimido la Côte de Cherave, por lo que volvemos a tener el tradicional circuito final con sólo dos subidas. Son significativamente diferentes, pero incluso la presencia de una vuelta más. En cada vuelta tenemos la Côte d'Ereffe, que hace cumbre a falta de 13 kilómetros, con 2,2 kilómetros al 5,4%. Le sigue un pequeño repecho, pero luego comienza el rapidísimo y furioso repecho al Mur de Huy, donde se decidirá la carrera.
Una subida que se hace cada vez más empinada. Es un esfuerzo anaeróbico puro, y es ideal para los puncheurs y escaladores ligeros. La subida es de 1,2 kilómetros al 10,3% y se hace cada vez más empinada hacia la línea de meta. Es un esfuerzo que aumenta gradualmente durante todo el recorrido. La lucha en la parte inferior de la subida es cada año muy intensa, y una vez allí suele ser una subida hacia la primavera. Los 300 metros finales son muy empinados, por lo que los corredores suelen intentarlo un poco antes, pero es poco probable que un ataque a distancia tenga éxito.