Mathieu van der Poel es casi uno de los ciclistas más laureados de todos los tiempos y una de las figuras de este deporte en la actualidad. Es el vigente Campeón del Mundo tanto en carretera como en ciclocross y su padre Adrie cuenta una historia relacionada con ambos.
En una entrevista en el podcast Topsportouders, el propio Adrie, ex piloto holandés y exitoso ex profesional, admite que nunca ha sido demasiado sentimental ni expresivo con su satisfacción. "Tuve una educación espartana. No me avergüenzo de ello, pero se puede mejorar". Admite que, al menos en los últimos años, nunca había abrazado a Mathieu, a pesar de los numerosos éxitos del corredor del Alpecin-Deceuninck a lo largo de los años.
Pero esta racha se rompió el año pasado en Glasgow, cuando el corredor de 29 años protagonizó una actuación magistral para hacerse con el título
mundial y el maillot arco iris por primera vez. Se convirtió en Campeón del Mundo en ruta, quizá el mayor triunfo de su carrera hasta la fecha.
"Lo hice por casualidad el año pasado, después de los Campeonatos del Mundo. Fue la primera vez", cuenta Adrie van der Poel. "No soy muy de abrazar. Estoy muy orgulloso, pero nunca lo demuestro. Estoy súper contento y entonces no tiene que ser sólo por ganar, sino también si no se ha caído o no le ha pasado nada grave. Eso ya es una victoria para mí".