Jan Ullrich experimentó altas cumbres en su vida, pero también profundos valles. En la serie documental de cuatro partes "Jan Ullrich - The Hunted", el alemán de 50 años habla con franqueza de los problemas con el alcohol y las drogas tras su carrera.
Las cosas no iban bien para Ullrich, pero sólo se derrumbó por completo cuando su familia le abandonó. El ex ciclista se quedó solo en Mallorca, adonde se había trasladado después de su carrera. El consumo de alcohol siguió aumentando, más tarde se añadió la cocaína. "Una vez no bebí nada durante nueve meses, pero luego me bebí otra copa y al cabo de un rato perdí el control", cita Humo. "Cambié el vino por el whisky. Primero una botella al día, más tarde dos. Me adormecía semana tras semana".
"Yo era un atleta de élite y podía someter a mi cuerpo a esfuerzos extremos. Ese talento para el sufrimiento me ha convertido en un ganador del Tour, pero por desgracia también funcionaba en la otra dirección. Podía beber cada vez más whisky, esnifar cada vez más cocaína. Muchas otras personas se habrían suicidado, pero mi cuerpo resistió. Yo mismo me planteaba retos. Por ejemplo, una vez quise batir un récord mundial: Fumé más de setecientos cigarrillos en un día. Es un misterio para mí cómo conseguí aguantar tanto tiempo".
Ullrich lamenta todos los años perdidos y se culpa de todo a sí mismo. "Mis problemas fueron creados por mis propios errores y mi debilidad. Estuve en la cima, caí hasta el fondo y ahora intento mantenerme en el medio. La felicidad también está en las pequeñas cosas".