Primoz Roglic nunca falla en las grandes vueltas. Siempre da espectáculo. Podrá ganar o perder, pero por el camino nos hace disfrutar. Tras una primera semana algo sosa, en el octavo día de carrera el esloveno se quitó la careta y lanzó un descomunal ataque en la subida final del día en el Giro de Italia.
Había visto atrás a Remco, que ni hizo el ademán de seguirle porque no podía, y en esos primeros metros se marchó junto con el líder Leknessund y con Vlasov. Finalmente, serían los INEOS de Tao y Thomas lo que conseguirían sacarle tiempo a un Remco que no tuvo su día.
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