Urska Zigart y
Tadej Pogacar, dos corredores altamente habilidosos, se destacan por sus propios méritos y constituyen una de las parejas más destacadas en el mundo del ciclismo.
Mientras que Pogacar es el más exitoso de la pareja, dos veces ganador del
Tour de Francia y tres de Il Lombardia, entre otras muchas cosas, Zigart está deseando desarrollar su propia carrera en el pelotón femenino del World Tour y utiliza los consejos de su compañero como combustible. "Lo que él me da, por supuesto, son muchos consejos, porque tiene más experiencia y todo eso", dice a Velo. "Pero creo que, al fin y al cabo, tiene esa mentalidad de ganador que es muy difícil enseñarle a alguien. Estoy trabajando en ello, pero sí, es un poco diferente. Estamos en una posición un poco diferente".
Mientras Pogacar competía en el Tour de Francia el pasado verano, Zigart disputaba su propia Gran Vuelta en el Giro de Italia Femenino. Sin embargo, en un día de pesadilla para la pareja eslovena, Zigart sufrió una fuerte caída que le provocó una conmoción cerebral, mientras que Pogacar perdía un tiempo considerable frente a su gran rival, Jonas Vingegaard.
"Recuerdo que quería preguntarle cómo le había ido, pero no habló en absoluto de su carrera. Sólo hablaba de cómo me sentía y de que ojalá hubiera estado ahí para mí. Cosas así", recuerda Zigart. "Sólo hablaba de mi caída, no de su actuación".
Incluso se llegó a decir que Pogacar se planteó abandonar el Tour de Francia para ocuparse de Zigart en su recuperación. No es el tipo de hombre que se daría por vencido en ese momento", dice riendo. Pensó que necesitaría más ayuda en casa y cosas así. Por supuesto, le dije: 'No, es el Tour. Has estado trabajando muy duro desde el día después de tu accidente para estar ahí y no, no vas a volver a casa'".
"Ambos sabemos cómo se siente el otro, por lo que tenemos que pasar. Obviamente, con él se trata un poco más de lidiar con la presión y cosas así. Todo el mundo piensa que una vez que llegas a la cima, todo es más fácil, pero no es cierto", concluye Zigart. "Hay más exigencias, más cosas que vienen con eso, y tratamos de animarnos mutuamente. Para mantener los pies en la tierra y conservar la alegría de pilotar la moto y competir, y todo lo demás que ello conlleva".