Un año más, como en 2023, el Alpecin-Deceuninck dominó por completo la París-Roubaix. Mathieu van der Poel volvió a ganar con una auténtica exhibición y Jasper Philipsen fue otra vez segundo, convirtiéndose en el mejor gregario posible para el neerlandés.
Con victorias en los Monumentos de la Milán-San Remo y el Tour de Flandes este año, así como en la Clásica Brujas-La Panne y la E3 Saxo Classic, el equipo llegaba a la carrera como claro favorito, y estuvo a la altura. Controlaron la carrera durante todo el día, persiguiendo a la escapada y reduciendo gradualmente el grupo antes de que Van der Poel lanzara su ataque decisivo a falta de unos 60 km.
Al término de la carrera, el corredor del Alpecin-Deceuninck y subcampeón de la París-Roubaix 2018, Silvan Dillier, comentó el planteamiento del equipo para la carrera: "Nunca discutimos cuándo o cómo atacaríamos. Nuestro objetivo era simplemente llevar a Mathieu y Jasper hasta el final. Luego hay que ver cómo se desarrolla la carrera y cuándo hay un momento para atacar. Mathieu es muy bueno viendo esos momentos y no tiene miedo de esforzarse".
Sobre el doblete del equipo, Dillier declaró en su reacción que "hoy hemos escrito realmente un pedazo de historia. Es casi increíble lo que hemos conseguido. Ya lo hicimos el año pasado, pero ahora ha ido incluso mejor. Es una locura".
Ubicar comentarios
0 Comentarios
Estás viendo solo los comentarios por los que se notifica, si quieres ver todos los comentarios de esta publicación, haz clic en el botón debajo.
Mostrar todos los comentarios