La temporada 2023 fue una de las demostraciones más sobresalientes de un equipo en el ciclismo a nivel World Tour. El aquel entonces Jumbo-Visma (ahora
Visma - Lease a Bike) se hizo con las tres grandes vueltas de todo el año, concluyendo además con una victoria en la
Vuelta a España donde ocuparon los tres primeros puestos de la clasificación general con
Sepp Kuss,
Jonas Vingegaard y
Primoz Roglic, muy superiores al resto.
Sin embargo, después hubo quien intentó hablar mal de la victoria de Kuss, afirmando que le había sido regalada al estadounidense a pesar de que se percibía que era el más débil de los tres corredores del equipo junto a Jonas Vingegaard y Primoz Roglic. En una larga reflexión sobre la carrera del corredor de 29 años, Kuss habló con
Outside Online sobre el drama de la Vuelta a España 2023.
"Sigo confiando en que si fuéramos todos contra todos, cabeza a cabeza, los tres juntos, seguiría ganando la Vuelta", responde desafiante Kuss a las habladurías sobre Grandes Vueltas superdotadas. Después de ponerse el maillot rojo en la 8ª etapa, la principal amenaza de Kuss para una posible victoria en la Vuelta era triple. Sus dos compañeros de equipo, probados ganadores de Grandes Vueltas, y la inminente contrarreloj individual, una disciplina en la que Kuss nunca ha destacado.
"En la mayoría de las carreras nunca tuve que esforzarme al límite en una contrarreloj", recuerda Kuss, que consiguió limitar sus pérdidas tanto ante Roglic como ante Vingegaard, manteniéndose firme en el control de la clasificación general. "Estando con el maillot rojo, no había otra opción que ir al límite física y mentalmente, porque por primera vez en mi carrera había algo que perder".
Sin embargo, en la última semana, Roglic y Vingegaard parecían negarse a aceptar que su gregario pudiera o debiera ganar una gran vuelta por delante de ellos. Mientras Kuss tenía tomada la medida a todos los corredores de la general de los equipos rivales, sus dos compañeros de equipo le atacaban día tras día, en lugar de trabajar al servicio del maillot rojo. "Por supuesto que hubiera preferido contar con el apoyo de todos desde el principio", dice Kuss. "También estaba abierto a dejar que cada uno hiciera su carrera. No quieres ganar una gran vuelta y preguntarte si corrí con ventaja".
Sin embargo, cuando en la 17ª etapa Roglic y Vingegaard atacaron a Kuss en las famosas laderas del Angliru, las cosas llegaron a un punto de ebullición. "Mis dos compañeros de equipo van delante, y yo detrás de este tipo que es nuestro rival. Mi mente seguía atrapada en el papel de compañero de equipo: no voy a acercar a Landa a Jonas y Primoz. Pero mis compañeros de equipo están rodando lejos de mí".
Finalmente, tras una acalorada reunión del equipo y bajo la presión de la comunidad ciclista, Roglic y Vingegaard cedieron en sus ataques contra Kuss y el estadounidense ganó la Vuelta. Sin embargo, a pesar de todo, Kuss siguió pensando en el equipo por encima de sí mismo: "Sobre todo pensé que era mejor guardármelo para mí y para mi mujer, no quería convertirlo en un problema mayor de lo que era", concluye.