Si alguien ha entrado en el artículo esperando palos a
Mikel Landa ya puede salirse. Tampoco van a encontrar palos al Landismo. Aquí los palos son para los que están obsesionados con
Enric Mas y le atizan más allá de su rendimiento.
Leo comparaciones en redes sociales de lo hecho por el mallorquín en Llomena y por
Richard Carapaz en Herrera. Había ganas de atizar, una vez más, al de Movistar Team... ¿y por qué no?.
Enric explicó que cuando atacó a 47 km de meta y vio que no había sacado el hueco que quería era consciente de que el puerto bajaba su intensidad y que no merecía la pena seguir intentándolo. Luego, en Lagos atacó en multitud de ocasiones. Eso no cuenta, al parecer. Hoy en Herrera Carapaz atacó cuatro o cinco veces y, claro, eso es lo que hay que hacer. Eso sí. Lo de Enric, no. Lo de Richard, sí. Lo de Enric, no.
Porque todo lo que no sea ir al ataque es deleznable. Que sea la primera vez en un par de años que Carapaz vuelve a meterse en la general de una gran vuelta por etapas y vaya cuarto no es relevante. Da igual que Enric haya cambiado su actitud con los medios y con los fans y esté más simpático que nunca. Da igual que tras varios Tour de Francia muy complicados con caídas y malos rendimientos y tras una
Vuelta a España 2023 decepcionante se haya vuelto a reencontrar con su mejor versión. Eso da igual.
Sigue sin atacar como nos gusta. El hombre mira atrás. Es conservador y, por lo tanto, hay que atizarle. Y, ojo, que no digo que tenga que gustarle a nadie su estilo, pero de ahí a criticarle a las primeras de cambio cada cosa que hace en ESTA Vuelta a España va un trecho.
En fin. Que sin más. Que esto evidentemente no deja de ser una defensa de Enric. Una defensa de uno que le ha atizado en los últimos meses en multitud de ocasiones por su mal rendimiento, pero que cree que merece más.
Y, faltaría más, que cada uno atice a quien quiera. A cambio, eso sí, espero que se dejen atizar...