Primoz Roglic lo ha visto y hecho casi todo durante su ilustre carrera como ciclista profesional, con una notable excepción: el
Tour de Francia. Lo más cerca que estuvo fue en 2020, cuando Tadej Pogacar le arrebató el maillot amarillo con un estilo dramáticamente desgarrador.
"Estaba allí para ganar y rematar, así que fue duro cuando perdí", reflexiona el esloveno tres años después de la decepción en una conversación abierta y honesta con Davide Cassani, el periodista de la Gazzetta dello Sport Nino Morici y Cycling News. "Pero mirando atrás, tengo que estar contento por ello, porque después he ganado muchas cosas".
Lo que podría haber sido una victoria decisiva para la carrera de Roglic, se convirtió en un amargo ejemplo de lo que podría haber sido. "Tal vez podría haber ganado el Tour, pero quizás entonces no habría ganado todo lo que gané, así que en realidad me dio mucho. Siempre depende de cómo mires las cosas en la vida. Puedes estar decepcionado, pero siempre hay que sacar algo positivo y mirar hacia el futuro. Siempre podemos crear nuestro propio futuro".
A pesar de la forma en que se ha recuperado en los tres años transcurridos desde entonces, consiguiendo múltiples victorias en Grandes Vueltas, el Tour de Francia le ha seguido siendo esquivo. Tanto es así que Roglic ha dejado el
Jumbo-Visma por el
BORA - hansgrohe y lo que él cree que es una mejor oportunidad de alcanzar la gloria en el Tour de Francia.
"Sé lo que falta en mi palmarés", declaró Roglic tras ganar el Giro de Italia a principios de año. "No quiero decir que el Tour sea una obsesión. He ganado mucho, y por eso, aunque lo deje inmediatamente, estoy super orgulloso de lo que he ganado y de lo que ha pasado. Pero es mi responsabilidad ir a por ello, intentar hacerlo todo para ganar, no arrepentirme y estar orgulloso de lo que pase".