Iván García Cortina por fin pudo conseguir un gran resultado en un monumento adoquinado. El asturiano lleva varios años trabajando muy duro para poder estar entre los mejores en tierras flamencas y este domingo por fin pudo llegar con fuerzas al final de una carrera de más de 250 kilómetros en un Tour de Flandes histórico. Eso hace que haya razones de peso para ilusionarse con él de cara a la París-Roubaix.
Y es que el ciclista de Movistar Team ha sido muy activo en las últimas ediciones de De Ronde. Sin ir más lejos, el año pasado entró en la parte clave de la carrera escapado y sólo un problema mecánico evitó que quizás hubiera luchado por posiciones de mérito. Todos recordamos cómo se quedó clavado subiendo el Koppenberg por echar pie a tierra tras quedarse sin agarre. Una pena.
Este año avisaba antes de la carrera de que quería correr con inteligencia. Y, a diferencia de lo que intentó en una carrera con un tiempo horrible como la de 2024, en esta ocasión fue conservador con el sol fuera. No se movió. Estuvo siempre en el pelotón principal en la parte alta y no intentó marcharse de lejos con el grupo de Ganna y Kung. Tampoco pudo obviamente por calidad irse con Van der Poel, Pogacar, Pedersen y los Visma.
Así, sin una sola imagen de la transmisión televisiva del grupo de atrás, nos ilusionamos con él al ver el puestómetro de la última subida al Paterberg en el que pasaba como el primero del grupo perseguidor. Era el más fuerte del pelotón en la última subida. Eso hablaba muy bien de las piernas que tenía y que confirmó en el sprint final siendo sólo superado por Filippo Ganna y entrando octavo en meta. Segundo de una volata en la que hasta ayer siempre se había atascado. Porque no es lo mismo sprintar tras 180 que tras 250 km.
Tuve la ocasión hace un par de años de compartir unos minutos con él en el velódromo de Roubaix. Había acabado el 32 en una edición que acabó ganando Van der Poel. Podría haber acabado el 15º de haber ganado el sprint de su grupo. Se le veía fastidiado, consciente de que es un tipo de carreras en el que, en su mejor estado de forma, puede rendir. Después de lo de Flandes, ¿por qué no soñar con otro top 10 en Roubaix?.