En la previa del
Campeonato de Europa en ruta de 2025, el ambiente en el campamento belga era de concentración absoluta.
Todos lo sabían: para ganar el oro, había que derrotar a
Tadej Pogacar. Y eso, en el ciclismo moderno, equivale a descifrar un rompecabezas casi imposible. Aun así, el equipo belga llegó a la línea de salida con una misión clara y una estrategia cuidadosamente diseñada: aislar al esloveno y aprovechar la fuerza colectiva de su bloque para intentar desbordarlo.
El primer paso del plan era relativamente simple: enviar corredores satélite en la escapada inicial, obligando así a Eslovenia a gastar energías persiguiendo desde temprano. Pero, como suele suceder en las grandes citas, la ejecución resultó más complicada de lo previsto.
La batalla por la fuga fue feroz desde el primer kilómetro, y los belgas tuvieron que emplearse a fondo para colocar a uno de los suyos por delante. No fue hasta completar la primera vuelta del circuito cuando se consolidó finalmente un grupo en cabeza, compuesto por catorce corredores, entre ellos Louis Vervaeke, representando a Bélgica.
El movimiento parecía prometedor, pero la calma duró poco:
“El grupo se vio limitado y fue alcanzado por el pelotón una vuelta más tarde”, explicó Tiesj Benoot tras la carrera.
“Eso significaba que los eslovenos habían tenido que tirar detrás de la escapada inicial, pero al final no pudimos aprovechar nuestra carta como queríamos”.
Subir la intensidad: aislar a Pogacar
Con la primera parte del plan parcialmente frustrada, Bélgica cambió de táctica.
La siguiente fase consistía en aumentar el ritmo de carrera para aislar a Pogacar de sus compañeros de selección, algo que lograron con éxito gracias al trabajo coordinado de Steff Cras y Junior Lecerf.
“Con ese movimiento queríamos dejarle solo, sin protección del equipo, y lo conseguimos”, recordó Benoot.
Y, efectivamente, el líder esloveno quedó aislado más de una hora antes del ataque decisivo.
Pero ese pequeño triunfo táctico traería consigo un efecto inesperado.
El siguiente movimiento no estaba escrito en el guion.
Poco después de que Bélgica consiguiera aislar a Pogacar,
Remco Evenepoel lanzó un ataque a larga distancia.
Un golpe valiente, pero no exactamente lo que el equipo había planeado.
“No era el plan que Remco atacara tan pronto”, admitió Xandro Meurisse.
“Pero todos sabemos que, con su forma actual, no necesita tener miedo de atacar desde lejos. Es parte de su instinto”.
Remco Evenepoel se hizo con la medalla de plata en el Campeonato de Europa 2025
El problema fue que Pogacar respondió con una eficacia devastadora, neutralizando el intento y obligando a Evenepoel a replegarse.
Desde ese momento, los belgas se vieron forzados a controlar el ritmo del pelotón, intentando evitar que el esloveno recuperara fuerzas o que la carrera se descontrolara por completo.
“Quizá es lo único que podríamos discutir”, reflexionó Benoot. “Estábamos en cabeza justo antes de subir esa larga ascensión por tercera vez. Hasta entonces no habíamos hecho nada que jugara a favor de Pogacar, pero ese momento pudo haber sido decisivo”.
Todo el bloque belga coincidía en una esperanza: que Pogacar esperara un poco más antes de lanzar su ataque.
Si el esloveno hubiera esperado a entrar en el circuito final, los belgas podrían haber llegado con más fuerza y número al tramo decisivo.
Pero el campeón del mundo tenía otros planes.
“Habríamos afrontado el circuito local con un colectivo belga fuerte”, explicó Louis Vervaeke.
“Pogacar no habría podido ganar tanto tiempo a Remco en esas subidas cortas. Pero si lanza su ataque al pie de esa larga subida, como hizo, no hay nada que hacer. Esa subida me llevó veinte minutos, y en ese tipo de esfuerzo Pogacar es sencillamente excepcional”.
Y así fue.
A falta de 75 kilómetros, Pogacar aceleró con una violencia que desbordó cualquier intento de respuesta.
Desde ese momento, la carrera se convirtió en una persecución simbólica: Evenepoel contra el crono, y Pogacar camino de otro título en solitario.
¿Podría Bélgica haber hecho algo diferente?
Es la pregunta que resonaba en el autobús del equipo tras la carrera.
Vervaeke fue claro: “¿Qué podríamos haber hecho de otra manera? Si alguien puede decirme cómo vencer a Tadej hoy, me encantaría oírlo”.
Benoot coincidió con su compañero en el análisis:
“El recorrido era tan duro que resultaba casi imposible, incluso con un colectivo fuerte, hacer algo contra un corredor que sobresale tanto.
Pero al menos no nos dejamos llevar como ovejas al matadero. Corrimos con inteligencia y no tenemos que lamentarnos”.
Tiesj Benoot fue el principal gregario de Remco Evenepoel en el Campeonato de Europa 2025
Al final, Remco Evenepoel cruzó la meta en segunda posición, a un minuto de Pogacar, que incluso redujo el ritmo en el último kilómetro para disfrutar de su victoria.
De los más de cien ciclistas que tomaron la salida, solo 17 llegaron a meta.
Entre ellos, Benoot y Vervaeke, que concluyeron 13º y 14º, completando un sólido desempeño colectivo en una carrera donde la fuerza bruta y la estrategia se enfrentaron de manera directa. Pogacar volvió a demostrar que, incluso cuando los rivales diseñan estrategias específicamente para derrotarlo, su talento y su potencia parecen imposibles de contener.
Aun así, la selección belga se marchó con la conciencia tranquila: había jugado bien sus cartas, había ejecutado su plan con valentía y había confirmado que, si alguien puede poner en aprietos al esloveno, ese alguien sólo puede venir de Bélgica.