El campeón danés del Tour de Francia llegó como uno de los grandes favoritos al
Campeonato de Europa en ruta 2025. Pero en un abrir y cerrar de ojos, el sueño se desmoronó.
A falta de 110 kilómetros para la meta, en la primera gran subida del día, el pelotón se rompió bajo la presión del ritmo inicial, y
Jonas Vingegaard quedó abruptamente fuera de combate, sin posibilidad de reengancharse.
Mientras Tadej Pogacar emprendía otro de sus legendarios ataques en solitario rumbo a la victoria, Dinamarca asistía atónita al colapso prematuro de su máxima estrella. El abandono temprano de Vingegaard generó una oleada de reacciones en los medios daneses. El tono general no fue indulgente.
La decepción era palpable, pero algunos analistas fueron más allá, interpretando la debacle como un síntoma de falta de preparación específica.
El más contundente fue
Bjarne Riis, histórico ganador del Tour de Francia en 1996 y una de las voces más influyentes del ciclismo danés.
“No ha entrenado. No ha hecho lo que tenía que hacer para estar listo para los Europeos”, declaró Riis a
Feltet.dk. “Quedaban 80 corredores en el pelotón cuando se descolgó, y fue en el primer esfuerzo real cuesta arriba. Si eso ocurre, es porque no ha entrenado”.
Riis lleva tiempo instando a Vingegaard a tomarse más en serio las carreras de un día, un terreno donde su talento aún no se ha plasmado en resultados.
“No ha pasado suficiente tiempo sobre la bicicleta desde la Vuelta”, insistió. “Quizá tenga otra explicación, pero esto es lo que yo creo: no se lo ha tomado suficientemente en serio, y no ha hecho la preparación específica necesaria para competir por las medallas. Es lo suficientemente fuerte como para hacerlo, no hay duda, pero hay que trabajar. Esto no es una carrera por etapas. Es un reto totalmente diferente”.
Aunque las palabras de Riis fueron duras, Vingegaard no las rechazó. De hecho, el propio corredor reconoció que su preparación había sido insuficiente tras la Vuelta a España, una prueba que ganó luchando contra la enfermedad y el agotamiento.
“Lo admito: he necesitado más tiempo fuera de la bicicleta de lo que esperaba”, confesó. “He tardado casi dos semanas en volver a entrenar como es debido. No es que no quisiera, es que no podía”.
Ese parón forzado terminó pasando factura.
A diferencia de rivales como Pogacar o Remco Evenepoel, que llegaron a los Campeonatos en plena forma y con ritmo competitivo, Vingegaard carecía del fondo y la chispa necesarios para una jornada tan exigente.
“No sé si fueron esas dos semanas de descanso las que marcaron la diferencia hoy, o si es sólo una fatiga profunda que todavía tengo en el cuerpo”, explicó. “Pero, fuera lo que fuera, no tenía piernas”.
Bjarne Riis, leyenda del ciclismo danés
Una debilidad persistente: las clásicas
El abandono en el Campeonato de Europa no fue un hecho aislado, sino parte de un patrón preocupante.
Vingegaard no ha completado una carrera de un día desde 2022.
Desde su última participación en Il Lombardia hace tres años, sólo ha tomado la salida en una, la Clásica de San Sebastián 2024, y tampoco pudo terminarla.
Riis no duda en señalar el origen del problema: “Tiene más que suficiente talento”, insistió. “Pero no puedes presentarte y esperar resultados. Hay que afrontar estas carreras como los monumentos que son. Tienes que comprometerte”.
Vingegaard, por su parte, mantiene la fe en que algún día podrá destacar en las grandes clásicas y en los campeonatos de un día. “Sigo creyendo que puedo competir en carreras como éstas”, afirmó. “Pero tengo que prepararme mejor. Esta vez se trataba de correr con los colores nacionales y ponerme a prueba, pero obviamente no estaba donde tenía que estar”.
La incógnita ahora es si el colapso del domingo servirá como un punto de inflexión en la manera en que Vingegaard aborda este tipo de competiciones.
En Dinamarca, la lectura es unánime: el talento, por sí solo, no basta. La fuerza bruta que le ha dado dos Tours de Francia no garantiza el éxito en las carreras de un día, donde la explosividad, la lectura táctica y la agresividad temprana son igual de determinantes.
El potencial está ahí.
Pero si Vingegaard quiere medirse de verdad con los grandes especialistas en clásicas, tendrá que demostrar que puede transformar la lección de Francia en motivación.
Porque en el ciclismo moderno, incluso los campeones necesitan reinventarse para seguir siendo campeones.