Mathieu van der Poel llevó al Alpecin-Deceuninck a la gloria absoluta en la
París-Roubaix. El equipo evitó grandes contratiempos que muchos rivales no tuvieron, lideró el pelotón en los momentos adecuados, atacó en los momentos oportunos y en Mathieu van der Poel está en la mejor forma de su vida. El Campeón del Mundo habla de su añorada victoria en el velódromo de Roubaix.
"Pensé que era un buen momento (para atacar a falta de 59Km, ed.). El grupo era bastante pequeño y la cooperación no era muy buena. A partir de ese momento quise hacer un final duro. Creo que ahí es donde siempre reside mi fuerza", compartió en palabras a Wielerflits. "Pero no esperaba acabar allí solo. Pero tenía un buen hueco y sabía que tenía viento de cola la mayor parte del tiempo hasta la meta. Así que sabía que podía mantener mi ventaja".
Van der Poel admitió que empezó la carrera sin un plan específico. En última instancia, Alpecin se arremolinó en cabeza antes de la Trouée d'Arenberg, y a partir de ahí, cuando atacó por primera vez, las divisiones que se produjeron favorecieron al equipo holandés. Gianni Vermeersch siguió el único ataque que puso brevemente al equipo bajo presión, mientras que luego el propio van der Poel no fue seguido cuando atacó; y tiene a Vermeersch y al eventual subcampeón Jasper Philipsen en segundo lugar. La diferencia era lo suficientemente grande como para que el holandés tuviera otra mentalidad.
"También intenté disfrutar al máximo de mi victoria en el final. Eso no funcionó la semana pasada en el Tour de Flandes, porque estaba rodando al límite", admite. Su desventaja era tan grande que consiguió recuperar el sentido e ir a ver el sprint por el segundo puesto. "Sin embargo, el domingo me sentí mucho más fuerte en el final. Entonces intenté disfrutarlo, porque era un momento especial. Esto no durará para siempre. Disfruté mucho de Roubaix".
La primavera ya fue exitosa con su triunfo en Flandes, había dicho la semana pasada. Ahora, aún más. Van der Poel ha corrido muy poco, pero ha conseguido lo que buscaba. Aún le quedan en su calendario la Amstel Gold Race y la Lieja-Bastogne-Lieja, donde tiene buenas posibilidades de éxito, sobre todo en la clásica holandesa.
"Este nivel se acerca al que tuve durante los Campeonatos del Mundo de Glasgow el pasado otoño. En definitiva, es una pena que hayan desaparecido algunos competidores. Pero aunque tenga la forma que tuve en Glasgow, sigue siendo súper difícil que gane esas dos carreras", añadió. "Pero sólo quiero intentar ver hasta dónde puedo llegar. Es una carrera, nunca sabes lo que va a pasar".