Mathieu van der Poel ha dado buenas muestras de cara al
Tour de Francia, al ganar la Vuelta a Bélgica Baloise. Ha realizado toda su preparación y carreras de cara a su regreso a la gran ronda francesa, en los días previos ha hablado de algunos detalles ajenos a las carreras.
"No bebo mucho alcohol. Y cuando lo bebo, es hasta el final. Sin embargo, personalmente me resulta más fácil no beber nada que beberme un vaso", admitió van der Poel en una entrevista concedida a Beyond The Athlete. El corredor del
Alpecin-Deceuninck admitió ser más fan de las patatas fritas belgas, como muchos en la región, pero sin duda esas las guardará para después de que termine el Tour.
El holandés, que tuvo serios problemas de espalda en los dos últimos años, ha seguido con su programa de fortalecimiento de la espalda. Sobre todo en ciclismo de montaña y ciclocross, ha tenido problemas a causa de ello, pero los problemas se han anulado por el momento, ya que sigue entrenando dos veces por semana para asegurarse de que no reaparecen.
"Ahora está bien controlado", explica. "Tengo que dedicarle mucho tiempo y energía, pero si puedo pilotar sin problemas de espalda, no es una misión. Lo trabajo al menos dos veces por semana en el gimnasio".
En la entrevista también se le preguntó por sus relaciones con su rival Wout van Aert, con el que mantuvo constantes enfrentamientos durante los inviernos, pero que ahora también se han convertido en rivales destacados en las clásicas de primavera en el ciclismo de carretera. "Tengo su número de teléfono, pero es ante todo profesional y con respeto mutuo".
"No cenamos juntos, pero sobre todo nos empujamos mutuamente para mejorar aún más. Llevamos mucho tiempo compitiendo y este deporte se nutre de bonitos duelos. Nos ha hecho más fuertes a los dos, porque sabes que tienes que estar al 100%", concluyó.