Mart Smeets es un antiguo periodista que trabajó principalmente para NOS durante la era de dominio y caída de Lance Armstrong. Recuerda anécdotas con el ciclista estadounidense y también con alguien de su círculo íntimo que estaba dispuesto a acabar con él.
Así, el neerlandés cubrió a menudo al ciclista texano, que mintió activamente durante años a los medios de comunicación sobre el uso de sustancias y métodos prohibidos. Para un periodista se convierte en una difícil zona gris, donde entre las muchas dudas y sospechas, queda la responsabilidad de cubrir sus declaraciones tal y como vienen. "Pero también intenté demostrar que había hecho travesuras" Smeets declaró al podcast Live Slow Ride Fast. "Puedo decir que habíamos recorrido un largo camino en NOS. Había alguien de su círculo más cercano que estaba harto de él y que había sido despedido. Estaba dispuesto a hablar".
Mantuvo la fuente en secreto, pero la historia finalmente no salió a la luz, ya que era un tema muy difícil de tratar y requería más de una fuente que probara las acusaciones. "No sería justo que dijera eso (quién era la fuente). Fui a ver a mi jefe y me dijo que necesitábamos una segunda prueba. Como dicen los estatutos. Estábamos tan cerca, pero también tan lejos. Eso fue junto con Raymond Kerckhoffs. Ahora puedo decir esto a todo tipo de gente, pero no se lo creen y piensan que yo lo permití todo".
Sólo en 2012 el estadounidense fue despojado oficialmente de todos sus títulos en el Tour, y a principios de 2013 acudió a un famoso programa de televisión estadounidense para admitir las fechorías. "Cuando acababa de terminar con Oprah Winfrey hablé con él. Conseguí el número a través de Johan Bruyneel, que entonces aún no era sospechoso. Ahora sabemos un poco más... Bruyneel me había dado su número secreto y acordamos que lo utilizaría para una conversación", cuenta Smeets. "Después tiré inmediatamente el número. Llamé a Lance y le dije que podía disculparse conmigo por el hecho de que me había engañado excepcionalmente bien y herméticamente durante años".
El reportero holandés le conocía desde hacía muchos años y cuenta cómo, en última instancia, él también quería oír a Armstrong siendo sincero, después de década y media de engaños a todo el mundo a su alrededor. "Quería hablar, pero sin micrófono ni cámara. En ese momento no quería. Entonces le dije que sí. Lo quería porque el partido que jugué con él también fue ante la cámara. A todos esos telespectadores también se les mintió y también merecen ver esas excusas".