El diario TuttoSport ha publicado hoy declaraciones del equipo forense que se encargó de investigar el fallecimiento en una habitación de un hotel de Rimini de
Marco Pantani en el año 2004. Y, sin que sea sorpresa, se han desvelado nuevas informaciones que sigue dejando abierta la posibilidad de que la muerte del ganador del Giro de Italia y el Tour de Francia no hubiese sido accidental.
"Nos dieron instrucciones para que mi colega y yo esperáramos fuera. Primero otros entraron en la habitación donde murió Marco Pantani. La cosa me pareció extraña porque en el lugar del suceso que se investiga, en mi opinión, los primeros en entrar deberían ser los forenses debidamente equipados con botas, guantes y mono", comentaron.
Según la información resumida obtenida por LaPresse, proporcionada por dos agentes de la policía científica, la investigación gira en torno a una "asociación criminal de tipo mafioso vinculada a apuestas ilegales y relacionada con la muerte de un ciclista". Aunque por ahora no hay sospechosos, la investigación abarca desde posibles manipulaciones de las muestras de sangre del "Pirata" en los controles antidopaje realizados en Trentino el 5 de junio, hace 25 años, hasta la noche del 14 de febrero de 2004, cuando se halló el cuerpo sin vida del campeón en la habitación D5 de la residencia "Le Rose" en Rimini, ahora demolida. La fiscalía de Trento se enfoca en la posible "alteración" de las muestras de sangre de Pantani, que presuntamente fue realizada por la Camorra.
Hasta la fecha, diez personas han sido interrogadas para aclarar los detalles sobre la extracción de la sangre de Pantani y entender por qué su muestra no fue identificada con un número anónimo, sino con el 11440, en presencia de varias personas. Además, la Comisión Parlamentaria Antimafia ha señalado varios "vacíos en la investigación" en relación con la muerte del ciclista y la posible implicación del crimen organizado en su inhabilitación en 1999. Según el informe visto por LaPresse, la comisión considera inaceptable la decisión de no tomar huellas dactilares en el lugar del hallazgo del cadáver, especialmente dada la cantidad de sangre visible en las fotos tomadas por la policía, cuyo origen debió haber sido investigado