Jan Maas empezó la
Vuelta a España con grandes ambiciones. Sin embargo, las cosas no fueron demasiado bien para el neerlandés de 27 años del Team Jayco-AlUla en la carrera por etapas de tres semanas, ya que siguió luchando con las lesiones que sufrió en varias caídas.
En una entrevista concedida a Algemeen Dagblad más de una semana después de la Vuelta, Maas indica que tuvo que hacer frente a una serie de problemas desde la contrarreloj por equipos de Barcelona. "Este año todo giraba en torno a mi primera gran vuelta. Y en la primera etapa éramos cinco en el suelo. Me quedé con una rodilla raspada y la cadera magullada. Sabía que tenía que mantener la calma durante las dos primeras semanas, para que aún me quedara algo en la tercera", y siguió los consejos de veteranos como Wout Poels y Dylan van Baarle. "Ahora conozco bien a esos chicos, tienen mucha experiencia y si estás charlando en el pelotón, te dan consejos. Eso es bonito".
En última instancia, fue la undécima etapa la que Maas, que ocasionalmente entrena con Mathieu van der Poel, eligió como la etapa para atacar. Y así sucedió: Maas estuvo en la escapada inicial y finalmente terminó la etapa a La Laguna Negra ganada por Jesús Herrada en decimocuarta posición. "Ha estado bien, prometía mucho para la última semana y media. Pude demostrar lo que llevaba dentro". Sin embargo, todo resultó diferente para Maas, que se cayó como consecuencia de un hectismo desenfrenado en la fase inicial de la decimotercera etapa. "Algunos de los que iban delante de mí se saltaron la curva y no tuve más remedio que empotrarme contra ellos. Me golpeé la caja torácica y la cabeza contra un muro", recuerda.
Maas demuestra ser resistente y combativo y consigue llegar a Madrid a pesar de una infección pulmonar y respiratoria y una costilla rota. "Sentía que todo ya no era posible, pero tenía que llegar a Madrid. Ya no podía hacer nada. Llevaba unos días como un zombi pedaleando de A a B, demasiado orgulloso para bajarme. Me sentía como un anciano de 90 años cuando me levantaba de la cama, pero sólo quería llegar a la meta de Madrid en mi primera gran vuelta. El equipo se ofreció a examinarme, pero yo no quería ni oír hablar de ello. Entonces quizá me habrían mandado a casa. Quería seguir yo solo".