Tadej Pogacar ha vuelto a ser el más fuerte en la cronoescalada del
Tour de Francia. Tras su exhibición de ayer en Hautacam, hoy ha hecho lo propio en Peyragudes ante un Jonas Vingegaard más combativo que en la jornada previa:
"Súper feliz, esta contrarreloj para mi era una de las que tenía desde el principio, desde diciembre, quería que todo saliera perfecto, en los últimos momentos quería ganar, la había estudiado muy bien, la había reconocido, la mejor preparación posible. He forzado los pedales lo más fuerte que he podido desde abajo hasta arriba. Lo he celebrado como si fuera una etapa porque he visto el tiempo en meta".
Al contrario del danés, quiso salir con su bici convencional en lugar de la cabra de crono por encontrarse más cómodo con ella y porque no le veía sentido por el poco margen de mejora que iba a tener sin sentirse tan cómdo:
"Obviamente corremos casi todo el año con bici de carretera convencional, hicimos los cálculos, si no puedes empujar tanto con una bici de contrarreloj como en una convencional, voy más cómodo, era acertado hacerlo con la bici con la que corro más".
Reconoció que no quería referencias para ir a tope desde el inicio y que por eso no quiso estar escuchando la radio:
"He ido sin radio en la primera parte de la crono, quería ir a tope sin saber referencias, sólo veía los tiempos intermedios, ya he visto que iba en verde 5 segundos en el primero, en el segundo era un poco mayor y he puesto un poco más de ritmo al final".
Eso sí, por ir a tope de inicio al final tuvo alguna dificultad y tuvo que rebajar el ritmo pensando en la durísima rampa final:
"Quería no reventar en la primera parte, aunque casi lo hago al final, los 3 km del 3 al 2 he tenido que respirar y coger algo de aire porque sabía que la última rampa era muy dura y quería llegar con buenas piernas al final".