Se cuenta que una mujer de buena familia de Bolonia solicitó al Papa la construcción de un lugar de culto en el Monte della Guardia en 1193. El Papa Celestino III envió al obispo de Bolonia la primera piedra del nuevo edificio, que fue colocada el 25 de mayo de 1194, dando así origen al primer monasterio.
En 1741 se inició la construcción del santuario tal como lo conocemos hoy. El proceso se interrumpió en varias ocasiones y se extendió durante varias décadas. En su interior se pueden encontrar pinturas de la escuela boloñesa, entre las que destacan las de Guido Reni, Giovanni Viani, Nicola Bertoni y Francesco Pavana. Detrás del altar mayor, en una nicho de mármol, se encuentra el icono de la Virgen.
La imagen de la Madonna de San Luca, venerada por muchos boloñeses, desciende a la ciudad cada mayo. Su primera bajada se remonta a varios siglos atrás. Representa a una Madonna con el Niño, siguiendo la iconografía oriental de tipo odigitria, es decir, "aquella que indica el camino". Según la tradición, este tipo de iconos serían una copia de un cuadro realizado por el Evangelista Lucas.
La Virgen desciende y los ciclistas ascienden a un Monasterio que, sin tener ni la historia ni la tradición de otros, ni pretenderlo, poco a poco va siendo cada vez más venerado por los amantes del ciclismo. Hoy, San Luca volverá a ser testigo de una batalla en busca de la gloria entre los Tadej Pogacar, Primoz Roglic, Remco Evenepoel, Enric Mas y compañía.
Una gloria que ocupará tantas horas de televisión como un Monumento. Los ciclistas no llegaran reventados por el barro de Roubaix o por las decenas de subidas de Lombardia. Pero, ojo, la mística de esa cuesta hace que ocurran cosas extrañas, como que Mas pueda con Pogacar...
Ningún amante del ciclismo debe perderse hoy la subida al Santuario della Madonna di San Luca.