El abandono de
Remco Evenepoel en el Tour de Francia 2025 ha desatado una oleada de críticas provenientes de leyendas del ciclismo, medios de comunicación y aficionados. Sin embargo, ahora que comienza a asentarse el polvo tras un mes de julio decepcionante, cabe preguntarse: ¿han sido excesivas las críticas hacia el joven belga, especialmente si se consideran las circunstancias que marcaron su temporada? La respuesta corta es sí. La larga, en cambio, requiere un análisis más profundo.
A sus 25 años, Evenepoel ya ha logrado un palmarés que muchos solo pueden soñar: campeón de la Vuelta a España, campeón del mundo en ruta, dos títulos mundiales de contrarreloj, dos medallas de oro olímpicas y dos Monumentos. Además, ha subido al podio del Tour de Francia y ha vestido el maillot blanco. No se trata de promesas, sino de hechos contrastados. Y sin embargo, tras su abandono en la 14.ª etapa del pasado Tour, el relato en ciertos sectores del ciclismo se ha tornado drásticamente en su contra.
“¿Remco Evenepoel? No, definitivamente no”, respondió Eddy Merckx a Wielerflits cuando le preguntaron si el belga podía aspirar a arrebatarle el Tour a Tadej Pogacar. “Remco es más un contrarrelojista. No es lo suficientemente fuerte en montaña como para luchar contra Pogacar por la victoria en el Tour”.
Las palabras del mayor ícono de la historia del ciclismo belga fueron tan tajantes como demoledoras. No es sorprendente, considerando la trayectoria de Merckx y su habitual dureza a la hora de opinar sobre el ciclismo actual. Pero lo que sí resulta llamativo es la falta de contexto en su juicio.
Hoy por hoy, parece difícil imaginar a alguien superando a Pogacar en una gran vuelta. Sin embargo, descartar a Evenepoel sin tener en cuenta las particularidades de su 2025 resulta, como mínimo, injusto.
Su temporada arrancó tarde, en abril, tras haber estado inactivo durante cuatro meses debido a un grave accidente de entrenamiento en diciembre, en el que colisionó a gran velocidad contra una furgoneta. Su última carrera de 2024 había sido el 12 de octubre, por lo que se perdió toda la pretemporada habitual. No fue hasta el 18 de abril, en la Flecha Brabanzona, cuando reapareció, y lo hizo venciendo a Wout van Aert en un sprint. Lejos de ser un indicio de declive, fue una muestra de que seguía teniendo clase y capacidad, a pesar de no haber podido acumular la base de entrenamiento necesaria que sí habían completado sus rivales.
Remco Evenepoel tuvo que abandonar el Tour de Francia 2025.
Chris Horner, en su pódcast Beyond the Coverage, ofreció probablemente el análisis más equilibrado, aunque crítico. Señaló que el bajón de Evenepoel en la Lieja-Bastoña-Lieja fue el primer signo de alarma. “Fuera lo que fuera lo que ocurrió allí, ése fue el momento en que necesitaba parar dos semanas”, afirmó Horner.
En lugar de ello, Evenepoel siguió compitiendo: Tour de Romandía, Dauphiné... y luego el Tour. Viéndolo en retrospectiva, fue una cadena de decisiones desafortunadas, ya fueran del propio corredor, de su equipo, o de ambos.
“Nunca pudo realizar una sesión de entrenamiento real entre el Dauphiné y el Tour”, apuntó Horner, en referencia a las publicaciones del belga en redes sociales. “Si eres un corredor como Evenepoel y no puedes hacer una salida de seis horas sin sentirte destrozado después, entonces no estás listo para correr el Tour de Francia”.
La conclusión de Horner fue clara: corrió demasiado y descansó demasiado poco. Utilizó una metáfora reveladora: “Una batería nunca debe descargarse por completo. Si eso pasa, está muerta. Remco, tenías la batería muerta”.
Estas críticas, basadas en cuestiones de forma física y planificación, son legítimas. Pero eso no implica que el belga no pueda recuperarse.
Jan Ullrich, por su parte, fue más lejos. En el pódcast Ulle & Rick, el excampeón del Tour dijo: “Remco tiene que aprender a gestionar los momentos difíciles. Incluso cuando no le va bien, sigue siendo una figura mediática. Necesita apoyo psicológico”. Y añadió: “No tenía suficiente base. Le faltaron miles de kilómetros de entrenamiento. Si la base no es sólida, puedes derrumbarte completamente como ciclista”.
Y es cierto: no se puede simular la condición física necesaria para una gran vuelta, sobre todo si tus rivales llevan preparándose en altitud desde enero y tú no has podido competir hasta abril. El propio Evenepoel lo reconoció tras el Tour: “Los meses de invierno los ocupó la rehabilitación. Ese objetivo me ayudó a enfocarme, pero también generó mucha presión con los plazos”.
Sin embargo, insinuar que “necesita ayuda mental” bordea el sensacionalismo. Evenepoel ha demostrado una resiliencia extraordinaria en varias ocasiones: ganó la Flecha Brabanzona en su regreso; volvió a competir tras su caída casi fatal en Il Lombardia 2020; se repuso de una lesión en primavera en 2024 para destacar en su debut en el Tour. Este año, ganó una etapa contrarreloj y defendió el maillot blanco durante días. Solo cedió en la alta montaña, tras fracturarse una costilla en los Nacionales belgas y sufrir un ataque de sinusitis.
Abandono del Tour de Francia
Su abandono en la 14.ª etapa fue, en sus propias palabras, “uno de los momentos más crudos y vulnerables” de su carrera. “Me rompí”, admitió. “Y, por extraño que parezca, estoy orgulloso de ello”.
El contraste con Wout van Aert esta misma temporada es ilustrativo. Tras un inicio de año discreto, los medios belgas lo dieron por acabado. Pero luego conquistó dos etapas memorables en el Giro de Italia y en el Tour. La narrativa dio un giro radical. Fue otro ejemplo de cómo las figuras nacionales pueden ser elevadas o condenadas en cuestión de semanas.
Ambos, Van Aert y Evenepoel, comenzaron 2025 condicionados por lesiones. Van Aert pudo volver antes; Evenepoel, más tarde. Por eso, la afirmación de Merckx de que “no es lo suficientemente fuerte en montaña” pasa por alto que el año pasado terminó tercero en la general del Tour, y que ya ha ganado una gran vuelta.
En muchos sentidos, Evenepoel es víctima de su propio éxito. Se le considera uno de los pocos capaces de plantar cara a Pogacar y Vingegaard. Pero lo que le ha faltado este año no ha sido talento ni ambición, sino base física y continuidad.
Como dijo Horner: “Esperemos que se haya tomado estas dos últimas semanas libres, que haya descansado en el sofá… porque si lo ha hecho, aún hay tiempo para preparar el Mundial”.
Y ahí está el próximo capítulo. El Campeonato del Mundo de contrarreloj y la prueba en ruta todavía están por venir. Evenepoel ya suma tres maillots arcoíris, y si logra recuperar su forma, volverá a ser uno de los favoritos para añadir uno o incluso dos más a su colección.
Las críticas son inherentes al estrellato, y Evenepoel carga con el peso de ser una figura nacional en un país que aún mide la grandeza con la vara de Merckx. Pero la perspectiva importa: tiene apenas 25 años, y su palmarés ya supera al de muchos corredores retirados. Si algo nos ha enseñado 2025, es que ni el talento ni la determinación garantizan una temporada perfecta. Las lesiones, la presión y las limitaciones humanas también forman parte del deporte. Y quien ha ganado todo lo que él ha ganado tan joven, merece al menos el beneficio de la duda.