Lo que presenciamos el domingo 29 de septiembre de 2024 en Zúrich fue poco menos que legendario.
Tadej Pogacar consolidó su lugar en el panteón del ciclismo con una victoria histórica en la prueba en ruta de los Campeonatos del Mundo, asegurándose el codiciado maillot arco iris por primera vez en su carrera. Y no fue una victoria cualquiera, sino un ataque en solitario a 100 kilómetros de meta, una hazaña que recuerda a la edad de oro del ciclismo, una época en la que Eddy Merckx dominaba las carreteras. Esta victoria es un monumento a su dominio y podría ser su mejor actuación hasta la fecha.
Pogacar, vigente campeón en casi todas las carreras importantes que ha disputado, parece competir no sólo contra sus rivales, sino contra la propia historia. Con cada pedalada ocurre algo extraordinario. Y en Zúrich, lo que sucedió fue la coronación de lo que bien podría ser la temporada más sobresaliente del ciclismo moderno. Y lo que es más impresionante, aún le queda Il Lombardía para culminar esta campaña histórica.
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¿La mejor temporada de un ciclista?
Esta victoria en el Campeonato del Mundo sitúa a Pogacar en un eliteclub, junto a sólo otros dos: Eddy Merckx y Stephen Roche. Como ellos,
Tadej Pogacar ha conseguido ganar el Giro de Italia, el Tour de Francia y el Campeonato del Mundo en el mismo año. Es un logro que requiere que un ciclista sea excepcional en todas las disciplinas, en una gran variedad de terrenos y contra los mejores corredores del mundo. Pero lo que diferencia a Pogacar de Merckx y Roche es la forma en que ha ganado.
Las semillas de su increíble temporada 2024 se plantaron mucho antes de Zúrich. El 21 de abril de 2024, Pogacar se hizo con la victoria en la Lieja-Bastogne-Lieja, una carrera en la que destrozó a sus rivales con una facilidad pasmosa. Esa victoria, tan temprana en la temporada, fue una advertencia para el resto del pelotón: éste iba a ser su año. Lieja no fue más que la primera de muchas victorias importantes que vendrían después.
En los Campeonatos del Mundo, el ataque de Pogacar a 100 kilómetros de la meta fue una maniobra sacada directamente de las páginas del folclore ciclista. Sus rivales, entre ellos el campeón olímpico Remco Evenepoel y el defensor del título Mathieu van der Poel, se quedaron atónitos. A falta de 50 kilómetros para la meta, la diferencia entre Pogacar y el resto del pelotón empezó a aumentar y, al llegar a la meta, cruzó la meta con 30 segundos de ventaja sobre el grupo perseguidor.
Una clase magistral en solitario presagiaba
La victoria de Zúrich, aunque sorprendente, no debería haber sido una sorpresa. Pogacar ya había mostrado destellos de su extraordinario estado de forma mucho antes en la temporada. Las señales estaban ahí en marzo, cuando ganó la Strade Bianche con un increíble ataque en solitario de 81 kilómetros. Ese día, dejó atrás a corredores como Tom Skujiņš, Maxim Van Gils y Tom Pidcock, y cruzó la línea de meta con casi tres minutos de ventaja sobre el resto. Fue una demostración escandalosa de potencia y habilidad, que marcó la pauta de lo que vendría más adelante en el año.
En ese momento, nadie podía predecir que Pogacar intentaría el doblete Giro-Tour, una hazaña que no se lograba desde Marco Pantani en 1998. Tras una difícil temporada 2023, marcada por las lesiones y un segundo puesto en el Tour de Francia, algunos pensaron que sus ambiciones eran demasiado elevadas. Fue operado de la muñeca tras una caída en la Lieja-Bastogne-Lieja, y su preparación estival se había visto seriamente obstaculizada. En el Tour de Francia, Jonas Vingegaard le aplastó en el Col de la Loze, dejando a Pogačar en un distante segundo puesto de la clasificación general.
Pero la decisión de Pogacar de apuntar tanto al Giro como al Tour no fue un signo de arrogancia, sino el comienzo de una de las mejores temporadas de regreso de la historia. Pasó página a sus decepciones de 2023 con una victoria temprana en Strade Bianche y, a partir de ahí, se abrieron las compuertas.
Dominar las Grandes Vueltas
Cuando Pogacar se alineó para el Giro de Italia en mayo, estaba en plena forma y la carrera se convirtió rápidamente en una procesión. Etapa tras etapa, fue recortando tiempo a sus rivales, con seis victorias de etapa a su nombre cuando llegó a Roma en rosa. Una de las actuaciones más memorables se produjo en la 15ª etapa, donde dio ventaja a corredores como Nairo Quintana y Michael Storer en la etapa reina de la carrera. Pero a falta de 14 kilómetros para la ascensión final, Pogacar atacó. Su aceleración fue tan explosiva que rápidamente adelantó a todos los corredores de la carretera, alcanzando finalmente a Quintana a falta de 2 kilómetros y ganando la etapa en solitario. Pogacar cruzó la cima nevada de la montaña italiana y su increíble temporada siguió cobrando impulso.
Aquella actuación en el Giro fue una clase magistral de carrera por etapas, pero fue en el Tour de Francia donde Pogacar reafirmó realmente su dominio. Tras haber sido humillado por Vingegaard el año anterior, Pogacar tenía la misión de recuperar el maillot amarillo. Comenzó la carrera con cautela, pero explotó en la segunda mitad. En la 15ª etapa, en uno de los recorridos más emocionantes de la carrera, atacó en la montaña, distanciando a Vingegaard en más de un minuto y metiendo casi tres minutos a Remco Evenepoel. Esa etapa por sí sola fue un recordatorio de por qué Pogacar está considerado un talento generacional, capaz de dar la vuelta a la carrera en un instante.
Al final del Tour, Pogacar había recuperado el maillotjaune, con seis victorias de etapa a su nombre una vez más. Había ganado tanto el Giro como el Tour, algo que pocos creían posible en la era moderna, y lo había hecho con una facilidad que rayaba en la arrogancia.
La Joya de la Corona: Campeonatos del Mundo
Con toda la gloria de sus victorias en el Giro y el Tour, el Campeonato del Mundo de Zúrich podría ser el mejor momento de Pogacar. No se contentó con esperar un sprint o un enfrentamiento táctico con sus rivales. En lugar de eso, atacó cuando aún quedaban 100 kilómetros de carrera, en un movimiento que tenía más de Merckx que de ciclista moderno. Fue el tipo de ataque audaz en solitario que hizo que uno se preguntara si se había adelantado demasiado, pero Pogacar nunca miró atrás.
Con cada pedalada, la diferencia crecía y el pelotón perseguidor, formado por los mejores escaladores y contrarrelojistas del mundo, no podía contenerlo. Fue una carrera de la que se hablará durante años, una actuación que consolidó su estatus no sólo como el mejor corredor de su generación, sino posiblemente como uno de los mejores de todos los tiempos.
Tadej Pogacar vs Historia
Ahora, con las victorias en el Campeonato del Mundo, el Giro de Italia y el Tour de Francia en el bolsillo, la pregunta es: ¿hacia dónde va Tadej Pogaar a partir de ahora? Ya se ha unido a Merckx y Roche en el panteón de corredores que han ganado los tres títulos más prestigiosos del ciclismo en una sola temporada. Pero hay algo en Pogacar que hace pensar que aún no ha terminado.
Aún le queda Il Lombardia, una carrera que ya ha ganado en tres ocasiones. Si la gana también, habrá puesto la guinda a una temporada no sólo histórica, sino de un alcance sin precedentes. Con 20 victorias ya a sus espaldas en 2024, incluyendo triunfos en Monumentos, Grandes Vueltas, y ahora el maillot arcoíris, Tadej Pogacar ha tenido una temporada que será casi imposible de replicar.
Conclusión: ¿Fue Zurich su mejor viaje?
Es difícil destacar una carrera como la mejor de Pogacar cuando su carrera ya está plagada de momentos brillantes. Su victoria en el Tour de Francia de 2020, donde se hizo con la victoria en la contrarreloj final, fue un momento icónico del ciclismo moderno. Sus múltiples victorias en el Monumento han puesto de manifiesto su versatilidad. Pero su victoria en los Campeonatos del Mundo de Zúrich destaca por su audacia, su ejecución y su lugar en el contexto de su ya increíble temporada 2024.
Sí, puede que ésta sea la mejor carrera de Tadej Pogacar, y si lo es, es porque no se trata sólo de la victoria, sino de cómo la consiguió, atacando a 100 kilómetros de la meta y conteniendo a los mejores corredores del mundo. Fue la culminación de una temporada que ha reescrito los libros de récords y nos ha dejado preguntándonos: ¿cuánto puede mejorar Tadej Pogacar?