El
Mundial de Gravel es un auténtico despropósito. La UCI, intentando darle más celebridad, ha permitido que puedan participar todo tipo de corredores y no solo los especialistas en la especialidad. Así, por un lado éstos saldrán en mejores posiciones por los puntos UCI y, por otro, sabemos que
Mathieu van der Poel no correrá el Mundial de gravel con una bicicleta gravel, sino con la suya de carretera.
El corredor del
Alpecin-Deceuninck ha tenido un final de temporada difícil, con un punto álgido en el Mundial, donde fue detenido tras un altercado con dos chicas jóvenes que le llevó a abandonar la carrera de carretera. La temporada de ciclocross está por delante, pero el holandés ha decidido viajar a Italia para volver a disputar los Campeonatos del Mundo.
Tras su regreso a Europa, había dicho que se había adaptado a la bicicleta de gravel que debía utilizar en la carrera de hoy. Sin embargo, en una foto compartida en Strava, reveló que cambió su configuración, y en su lugar seguirá montando su Canyon Ultimate CFR, con un juego de neumáticos de taco.
La elección, sin embargo, ha puesto de manifiesto una vez más la diferencia real entre las bicicletas de gravel y las bicicletas de carretera y ciclocross ya existentes, ya que los corredores han optado por participar en un evento gravel sin la preferencia de las bicicletas que están diseñadas específicamente para ello. No tiene sentido por parte de la UCI.