Óscar Sevilla viene de ganar en Hainan una prueba UCI a los 47 años. Su carrera está claramente dividida en dos partes, la primera en España donde un positivo por dopaje le hizo tener que parar, hacer las maletas y comenzar una segunda aventura en tierras americanas. Desde hace años compite en Colombia. En una entrevista exclusiva con nuestros compañeros de
Relevo, Sevilla compartió sus pensamientos sobre su carrera.
"Corro por pasión, no por necesidad", afirmó Sevilla durante la videollamada. "En las carreras, muchos rivales me confiesan que soy una motivación para ellos. Otros me cuentan quién fue su padre y que yo corrí con él". No es sorprendente que el segundo en la clasificación general, el australiano Sebastian Berwick, sea 23 años más joven que Sevilla. Esto ilustra el legado y la influencia duradera que Sevilla ha tenido en el mundo del ciclismo.
Sin embargo, los éxitos de Sevilla están envueltos en una eterna sombra de dudas. A pesar de su longevidad en el ciclismo y sus continuas demostraciones de limpieza en las pruebas antidopaje, las acusaciones relacionadas con la
Operación Puerto, que datan de hace 17 años, siguen persiguiendo al ciclista de Ossa de Montiel.
Ante estas acusaciones, Sevilla ha desarrollado una nueva mentalidad a lo largo de los años. "Antes, cuando leía ese tipo de comentarios se me hinchaba la vena del cuello y me ponía como loco", admitió Sevilla. "Ahora me río. Me hace gracia. Me digo a mí mismo, estoy haciendo una buena labor. Esa persona está feliz porque me está acusando y me está diciendo que compito así o asá".
Sevilla subraya que ya no tiene nada que demostrar a nadie y prefiere que hablen de él por envidia en lugar de lástima. "El que hace trampa tiene pan para hoy y hambre para mañana. Yo llevo 25 años de regularidad en la élite, andando todas las temporadas bien, todos los años ganando algo, una u otra cosa. Siempre adelante, sin altibajos".
El ciclista, ahora radicado en Colombia, se muestra en paz con su carrera y su vida actual. "Yo antes de la Operación Puerto ganaba mucho más dinero que ahora", advierte. "Pero no era más feliz". En Bogotá, Sevilla ha encontrado una vida que le llena de felicidad. "No me cambio por nadie".
Óscar Sevilla, con su eterna juventud y una carrera llena de altibajos, se define a sí mismo como un "bicho raro" en el mundo del ciclismo. En lugar de mirar hacia atrás y lamentar su pasado, Sevilla abraza su presente y futuro con entusiasmo. "El cuerpo me responde, mantengo la capacidad mental de ser disciplinado y siento la ilusión viva", concluyó Sevilla. "Al final, cada uno elige el tiempo que quiere estar aquí y yo disfruto mucho con lo que hago. Estoy en mi mejor momento. Sin presión, sin estrés, sin buscar un contrato. Me siento un privilegiado y siento que mi victoria [en China] es otro ejemplo de que si uno quiere las cosas, las puede conseguir".