¡La historia más loca de la París-Roubaix contada por un periodista belga!: Ojo a la caída de un mecánico y la que se formó

Además de los temidos adoquines, otra característica de la París-Roubaix es el caos absoluto que reina en este Monumento francés. Renaat Schotte, de Sporza, siguió toda la carrera —incluidas algunas escenas casi irreales— desde una moto de televisión.

"Estaban ocurriendo siete mil cosas al mismo tiempo", comienza su análisis el periodista belga. Schotte lamenta que los espectadores no pudieran ver todo lo que él presenció. "El año que viene necesito desesperadamente una cámara que grabe desde mi perspectiva, porque lo que vi ayer fue alucinante".

En televisión, la fase inicial sobre asfalto parecía bastante tranquila. Schotte también lo percibió así. "Todo se desarrollaba con calma, con Mathieu van der Poel saludando alegremente desde la parte trasera del pelotón". El rival de Tadej Pogacar incluso tenía tiempo para ocuparse de cuestiones triviales. "Se reía al darse cuenta de que yo estaba trasteando con el teléfono. Fue una de las primeras señales de que estos hombres estaban muy cómodos".

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Sin embargo, pronto todo se transformó en caos. O, como lo describe Schotte: "Una auténtica locura y una carrera de locos". El belga presenció la primera caída desde el inicio. "Estábamos en una curva cuando varios corredores se estrellaron justo delante de nosotros, en un tramo resbaladizo. Así comenzó el calvario de Stuyven. A partir de ahí, vi muchas situaciones extrañas".

¿Qué tan extrañas? Muy extrañas, si atendemos a sus palabras. "Vi cómo una bicicleta se caía del coche de apoyo del Intermarché-Wanty en una curva cerrada. Toda la caravana de vehículos tuvo que sortear ese obstáculo. Escenas surrealistas". Poco después, otro incidente. "Un fotógrafo de prensa se cayó de su moto debido a lo resbaladizo del terreno". Un mecánico del Astana tampoco escapó al descontrol: "Se fue de bruces contra los adoquines cuando intentaba asistir al desafortunado Ballerini. Caídas absolutamente increíbles".

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