Tom Pidcock empezó muy fuerte la primavera y ganó la Strade Bianche. Todo parecía encajar para el británico después de varias primaveras en la carretera, pero una caída en Tirreno-Adriático rompió su ritmo y tuvo que saltarse varias carreras como consecuencia de una conmoción cerebral.
"Después de mi caída en Tirreno-Adriático, me lo tomé con más calma durante cinco días", dijo Pidcock a los periodistas esta mañana en la salida de Dwars door Vlaanderen. "No es lo ideal, pero tampoco es el fin del mundo. El hecho de que tuviera que descansar un poco después de la Tirreno tampoco fue malo para mí."
Aunque puede llegar en buena forma a tiempo para las clásicas de las Ardenas, cuando se trata de sus objetivos en el adoquinado se le complican las cosas. Pidcock regresó hoy a la competición en la clásica belga, donde terminó tercero el año pasado, en un último intento de conseguir algo de ritmo de carrera antes del Tour des Flandres, donde en principio aspiraba a un buen resultado.
"La forma es bastante buena, pero está por ver. Espero estar a tope el domingo. Hoy es una buena preparación. Espero que mi caída no me afecte demasiado. Todavía no estoy en mi mejor momento, pero desde luego tampoco estoy mal. Todo irá bien. Tenemos que deshacernos de los velocistas, así que una carrera dura nos favorece", concluyó.