El Scheldeprijs, conocido como el campeonato no oficial de los velocistas, volvió a ofrecer un desenlace electrizante. En esta ocasión, Jasper Philipsen tuvo que conformarse con el segundo puesto, superado en el sprint final por su compatriota Tim Merlier.
“Fue un duelo muy bonito, pero no tenía la velocidad para ganar”, admitió con deportividad el corredor del Alpecin-Deceuninck al micrófono de WielerFlits. “Estoy satisfecho con el sprint que hice, eso era importante para mí. Pude hacer todo lo que debía, salí a tiempo… pero Tim salió con más velocidad y ganó merecidamente”.
La jornada también estuvo marcada por una caída masiva que redujo drásticamente el tamaño del pelotón en los kilómetros finales. Philipsen no ocultó su preocupación por la salud de los involucrados:
“La caída adelgazó el grupo, y espero que todos estén bien. Después de eso, sólo estaba con Rickaert. Él tiene mucha experiencia, pero no fue lo ideal, porque perdimos a más de la mitad del equipo en esa caída. Espero que no haya sido nada demasiado grave”.
Pese a la decepción del segundo puesto, Philipsen ya pone la mirada en su próximo gran reto: París-Roubaix, que se corre este domingo. El belga fue segundo en la edición de 2024, justo por detrás de su compañero Mathieu van der Poel, y espera repetir —o mejorar— esa actuación.
“Hemos demostrado en ediciones anteriores que podemos hacerlo bien allí, y esperamos volver a hacerlo este año. También interviene la suerte, pero queremos tomar el control de la carrera pronto y lograr un buen resultado”, concluyó con confianza.
Este fin de semana, Merlier y Philipsen volverán a enfrentarse, esta vez en el infierno del norte. El duelo continúa.