Felix Gall entró en la etapa reina de la
Vuelta a Suiza con el maillot amarillo, pero a pesar de ello él y el AG2R pasaron al ataque. Con la contrarreloj por delante, el austriaco buscó aumentar su colchón, sin embargo perdió el liderato de la carrera al final del día, ya que fue
Juan Ayuso el que acabó reventándolos a todos.
"Nos hemos esforzado al máximo. Ha sido bonito ver al equipo rodar así. Me dije que no debíamos esperar e intentar algo en la última subida", dijo Gall a CyclingPro.net al final del día. Un acelerón de Clément Berthet hizo que el grupo se dividiera aún lejos de la cima, con
Mattias Skjelmose y
Remco Evenepoel descolgados. Sin embargo, el dúo trabajó junto durante el resto del ascenso para limitar las pérdidas y, aunque Gall contó con la colaboración de Wilco Kelderman y Pello Bilbao, el danés regresó en el descenso final.
Aquí es donde el corredor de 25 años tuvo problemas, ya que en el rápido descenso perdió unos metros de bicicleta con respecto a su grupo y en la línea de meta cedió 4 segundos con respecto al grupo, liderado por Skjelmose, que de todas formas habría conseguido el liderato de la carrera gracias a los segundos de bonificación que se llevó en la línea de meta. "Al final me faltan unos segundos para conservar el maillot, pero aun así ha sido un día precioso, aunque el descenso fue un poco demasiado loco para mí", admite. "Pero, por supuesto, también estoy un poco decepcionado".
Gall se mantiene segundo en la clasificación general, pero los 8 segundos de desventaja sobre Skjelmose le permiten soñar con otro día de amarillo, ya que el final en cuesta de hoy se adapta a sus habilidades. "Mi punto fuerte ahora son las carreras de una semana, quizá también las de un día. La alta montaña es una experiencia nueva. Necesito hacer más carreras como ésta para conocer mejor mi cuerpo, pero hoy ha sido un paso en la dirección correcta", concluyó.
